La Iglesia es la institución que despliega más medios para luchar contra el sida en todo el mundo. Sin embargo, su defensa de la fidelidad matrimonial y de la educacion en la castidad como vías para frenar los contagios, en vez de la difusión masiva de preservativos que impulsan los organismos internacionales (multiplicando las relaciones de riesgo), la ha hecho acreedora de duros ataques laicistas, viéndose incluso acusada de complicidad en la pandemia, en particular en África.

Recientemente, informes provenienes de Uganda y Malawi vienen a desmentir una vez más esos ataques contra la Iglesia.

La conferencia episcopal ugandesa, por ejemplo, ha llevado a cabo un Programa de Eliminación de la Transmisión Madre-Hijo del VIH que, en sólo tres meses (septiembre a noviembre de este año) ha atendido a 54.700 pacientes, el 7% de ellos menores de 15 años de edad.

Al mismo tiempo, los servicios católicos de asistencia médica han tratado en ese periodo a 90.646 personas, aunque los obispos consideran que ese número se queda pequeño porque no todos esos ambulatorios disponen del software necesario para el control estadístico.

El informe de los obispos de Uganda recuerda que la implicación de la Iglesia, recogido por Catholic News Agency, "arranca de los mismos inicios de la epidemia en el país", en 1982, y que a día de hoy, cuando se estima en 1,6 millones el número de personas infectadas, las 19 diócesis de Uganda tienen una oficina para el sida y el VIH con coordinadores de salud específicos.

En Malawi la implicación de la iglesia es también absoluta, según explicó a la agencia Fides el misionero montfortiano Piergiorgio Gamba, y se ha conseguido disminuir el número de niños seropositivos, así como un incremento del 20% en el número de personas que reciben medicamentos antiretrovirales, que ascienden ya al 83%.

La otra cara de la moneda es que la infección crece entre los jóvenes, y en particular entre las chicas adolescentes. En un país con 790.000 huérfanos a causa de la enfermedad, el padre Gamba recuerda que "serán la familia y la fidelidad familiar las que ganen o pierdan la batalla con el sida", que lastra el futuro de Malawi con su multiplicación de orfanatos y de hospitales saturados de pacientes".