John Barwa, arzobispo de Bhubaneswar, en la pobrísima región india de Orissa, es un hombre tenaz y tranquilo que pastorea su diócesis en un entorno de exaltados que promueven el odio y la violencia contra los cristianos.

Está en Madrid donde celebra una Misa por los cristianos perseguidos el jueves 31 de octubre a las 9:30 de la mañana en la Parroquia de la Virgen de la Providencia y San Cayetano (Padres Teatinos), C/Ferrer del Río, 18. 

También está animando a los cristianos españoles a colaborar con Ayuda a la Iglesia Necesitada (www.ain-es.org) mediante las "ayudas económicas de los estipendios de misas".

"Nosotros somos pobres, pero somos muy ricos en la fe. Decía la Madre Teresa que la fuerza le venía de la Eucaristía y la oración. Mi gente se fortalece en la oración y la Eucaristía. Por eso valoramos mucho las ayudas que recibimos por las intenciones de misas”, ha añadido Barwa. Mediante estos estipendios AIN ayuda económicamente a 3.300 sacerdotes en países de persecución, pobreza extrema y dificultades para los cristianos.


La experiencia de los cristianos del estado de Orissa es dura. En 2008, extremistas hindúes desataron una ola de violencia anticristiana en la que destruyeron más de 300 iglesias, murieron 83 personas y 60.000 habitantes se vieron obligados a huir a la selva. 

El obispo Barwa lo vivió todo de cerca y dice que la raíz de fondo tiene más de económico que de religioso: castas altas y gente acostumbrada a aprovecharse de los tribales ven mal que éstos se organicen en comunidades cristianas, con derechos, gremios, asociaciones, documentos... Por eso se oponen a la creación de comunidades cristianas, que defenderán sus derechos humanos, y tratan de intimidarlas.

Barwa, aunque tiene el título de arzobispo, es un pastor con no muchas ovejas: 64.000 católicos en una diócesis que tiene 12 millones de habitantes


En su anterior visita a Madrid, en 2010, nos explicó como creció en una familia rural, muy pobre. Sus padres tuvieron seis hijas y dos hijos. Con el abuelo, catequista, rezaban cada noche. «Nuestra casa estaba a 8 kilómetros de la Iglesia, pero ir a misa cada domingo era como una gran fiesta», recuerda.

«Los de cultura tribal tenemos muchas vocaciones. La persecución ha hecho que nuestra fe sea aún más fuerte», asegura.


Se crió en pleno campo y lo expulsaron cuatro veces del seminario porque no se adaptaba a la vida urbana. Pero insistió y se convirtió en uno de los primeros obispos de origen tribal en la India.

«Una cosa es la religión hindú, y otra distinta es la ideología "hindutva", que es un nacionalismo radical indio que usa la religión como excusa para generar odio contra cristianos y musulmanes, que además muchas veces son de casta baja», explica el obispo. 

«En realidad, detrás de esta ideología hay un motivo económico: en Orissa, en las colinas y montañas donde vivimos los tribales, hay minerales, y quieren expulsarnos para quedarse con esa riqueza».



«El "hindutva" nos acusa de ser religiones extranjeras, pero los cristianos llevamos en la India desde que llegó el apóstol Tomás, en el siglo I. También dicen que quieren que la gente vuelva a la religión hindú de sus ancestros, pero nosotros, los tribales de Orissa, nunca fuimos hindúes, sino animistas, hasta que llegaron jesuitas belgas en el siglo XIX y nos hablaron de Jesús y Dios Padre, un Dios de amor».

Los ataques en la región se saldaron con más de 80 muertos y miles de desplazados, pero los cristianos no perdieron la fe, se movilizaron y acudieron a los tribunales, aunque estos días se está viendo que muchos juicios han sido farsas y muchos culpables salen impunes.


Entre otros proyectos, Ayuda a la Iglesia Necesitada está financiando la atención psicológica a las víctimas: miles de niños que fueron agredidos y durante días se escondieron en la selva, con familias rotas y mujeres violadas.

Entre éstas últimas está una monja sobrina del obispo, Meena Barwa, que contó su estremecedor testimonio ante las cámaras y sobrecogió a toda la audiencia de la India. 


Fue secuestrada junto con un sacerdote. Los fundamentalistas amenazaron al cura para que violase a la monja, pero él se negó, así que un grupo la violó, uno tras otro, y luego la hicieron correr desnuda por las calles. 

«Yo los perdono de corazón porque, si no, no sería cristiana», dijo Meena ante las cámaras en aquellos días, tapándose el rostro para conservar su intimidad.

Hay más de 3.000 personas con secuelas emocionales graves y las comunidades, gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada, han estado entrenando a docenas de terapeutas para atenderles.

Monseñor Barwa quiere agradecer el apoyo de los españoles en el proceso de recuperación, reconstrucción y sanación, y pide que los católicos de España no dejen de colaborar con sus hermanos perseguidos a través de estos proyectos.

Sobre los estipendios de misas que ayudan a los cristianos perseguidos:



Breve vídeo del arzobispo John Barwa en Córdoba, explicando la situación de los cristianos de Orissa: