Praveen Togadia, secretario general del movimiento ultranacionalista hindú Vishwa Hindu Parishad (http://vhp.org ) ha pedido que las leyes de la India castiguen con la pena de muerte por decapitación a cualquiera que intente que personas de religión hindú se conviertan a otra religión. Expresó esta petición, según AsiaNews, en un importante festival de tres días en Ahmadabad, en el que pidió también cambiar la constitución del país, la democracia más poblada del planeta.

El Vishwa Hindu Parishad (VHP) es un movimiento radical antioccidental y anti-islámico, con presencia en casi toda la India y en la diáspora india por todo el mundo, que suele asociarse con el partido nacionalista BJP, que gobernó el país de 1998 a 2004 y al que acusa de ser demasiado blando.

Consideran "hindúes" a las religiones "dhármicas" (budismo, jainismo, sikhismo e hinduísmo propiamente dicho) y extranjeras y enemigas a todas las demás.

Han desarrollado programas de descristianización en pueblos y regiones donde se habían producido conversiones al cristianismo, a veces incentivando a la población humilde para que vuelvan al hinduísmo, y otras veces con veladas amenazas.

"Lo que ha dicho Togadia no es nada nuevo", lamenta el jesuita Cedric Prakash, director del centro de derechos humanos Prashant, en Ahmadabad. "Sus palabras van contra el espíritu y la libertad que protege la Constitución, la cual garantiza que cada ciudadano tiene derecho a predicar, practicar y propagar su religión, y a elegirla".

Según Sajan K. George, presidente del Consejo Global de Cristianos Indios, que incluye a católicos y protestantes, "esa propaganda de odio a menudo resulta en violencia contra las minorías cristianas, musulmanas y dalit".

Y añade: "la violencia y los abusos contra los grupos marginalizados de la India son parte de una campaña concertada de estas asociaciones hinduístas, cuyo liderazgo está controlado por hindúes de casta alta, para promover y explotar tensiones comunales para mantener su poder político y económico".

Así, Togadia y el VHP han distribuido, según George, folletos alarmistas que animan a los hindúes a estar "alerta" y esperar un peligro inminente, a prepararse para la violencia, "un intento de militarizar a la sociedad bajo el disfraz de un programa religioso".