En el año 2002, Cacilda Massango supo que era portadora del virus del sida. La muerte y la impotencia es lo primero que se le pasó por la cabeza. Pero la campaña puesta en marcha por la comunidad de San Egidio cambió su perspectiva.

“En aquella época todo el mundo decía que si tenía el SIDA no podía hacer nada. Pero gracias al programa DREAM he aprendido que hay tratamiento y hay esperanza”, dice Cacilda Massango, participante en el programa DREAM.

La Comunidad de San Egidio puso en marcha el programa DREAM en su Mozambique natal, y le facilitó el tratamiento médico. Unos meses más tarde, comenzó a sentirse mejor y lo más importante, recuperó la esperanza.



Cacilda explica cómo vivió el proceso: “Hice amistad con personas que tienen el mismo problema y se enfrentaban a los mismos retos y eso te da mucha fuerza porque puedes hablar e intercambiar experiencias, Y eso cambia las cosas”.

Esta iniciativa tiene un objetivo más amplio, denominado MSD Italia, y que, literalmente, pretende superar la barrera entre la vida y la muerte. Consiste en dar medicamentos a las mujeres portadoras del virus del sida embarazadas, para que el virus no se transmita a sus bebés.

“Es un esfuerzo que tiene efecto multiplicador y que ha ayudado a muchas personas, especialmente a las mujeres embarazadas”, asegura Cacilda.

El proyecto también persigue reducir la tasa de mortalidad de las madres durante el parto. Se estima que alrededor de 800 mujeres mueren cada día por complicaciones en el parto, que se podrían evitar con recursos y formación. 

El objetivo principal, que comparten con las Naciones Unidas, es reducir a una cuarta parte esa tasa antes del año 2015.