Bernardo Cervellera, de la agencia AsiaNews, recoge algunas de las nuevas iniciativas de las autoridades comunistas chinas para hostigar a las comunidades católicas. Una de ellas es usar la excusa de la normativa contra incendios para clausurar parroquias asegurando que es "por seguridad". Al menos cinco parroquias han sido cerradas, cortando la luz y el agua, en Fuan, Saiqi y Suanfeng.

Además, las autoridades se ensañan para humillar al obispo Vicente Guo Xijin, cuyo caso es peculiar. Era el obispo ordinario de Mindong (Fujian), pero aceptó ser rebajado a obispo auxiliar y aceptar como obispo a Zhan Silu, muy dócil al régimen y hasta hace poco excomulgado. Lo que el obispo Guo no aceptó fue firmar la adhesión a la Asociación Patriótica (bajo el control y la autoridad de funcionarios del Partido Comunista). Como resultado, él y sus sacerdotes colaboradores han sido expulsados de lo que antes era su casa y su curia.

"Dormirá como un vagabundo a la puerta de lo que fue su curia y casa de clérigos en Luojiang: ayer llegó la orden de desalojo para él y los sacerdotes que trabajan y viven con él. Para acelerar su salida, la luz y el agua ya fueron cortadas ayer del edificio", ha publicado Cervellera, periodista y misionero buen conocedor de la situación en China,

"Un cartel frente a la curia explica que el edificio -construido con todos los permisos hace más de 10 años- no cumple con la normativa contra incendios y por lo tanto debe ser cerrado. En realidad, la operación policial es un gesto de presión y cólera hacia el obispo y sus sacerdotes que se niegan a firmar la adhesión a la Iglesia independiente", denuncia la agencia.

Cierran parroquias y expulsan a los curas

En los últimos días al menos cinco parroquias han sido cerradas por razones de "seguridad contra incendios". Entre ellas hay dos grandes parroquias: la de Fuan, con más de 10.000 fieles y la de Saiqi, con unos 3.000 fieles.

El párroco de Fuan, el P. Liu Guangpin, de 71 años, fue uno de los que reconstruyó la comunidad cristiana tras las persecuciones maoístas. Ahora ha sido desalojado y no tiene ningún lugar para celebrar, pero permanece en Fuan. En cambio, el párroco de Saiqi, el P. Huang Jintong, de 50 años, ha sido expulsado y enviado fuera de la ciudad.

Las autoridades expulsan ancianos a la calle

En Saiqi, cerca de la parroquia, el 13 de enero, el gobierno cerró una casa para ancianos, que reúne a los que no tienen casa o parientes, dirigida por las Hermanitas de la Misericordia y la Caridad durante casi 20 años. La casa albergaba a más de treinta personas. Ahora algunos, que tienen parientes, han podido encontrar hospitalidad, pero otros también están sin hogar y viven en la calle.

Que las razones "anti-incendio" son sólo una excusa para la persecución con guantes blancos se demuestra por el hecho de que una parroquia, la de Suanfeng, ha sido cerrada por esas razones. La policía echó al sacerdote no firmante. Pero al poco tiempo, el obispo oficial Zhan Silu nombró un párroco (que firmó la adhesión a la Iglesia "independiente"): la iglesia fue reabierta sin ninguna modificación o reparación estructural.

Parroquianos que rezan sin cesar, sin luz eléctrica

Hay mucho dolor y confusión entre los fieles. Desde hace algunos días los católicos de Fuan han estado rezando día y noche en la iglesia donde se ha cortado la luz y el agua (como recoge el vídeo de esta noticia).

Parroquia de Fuan, rezo incesante sin luz eléctrica ni calefacción

Al menos 20 de los 57 sacerdotes de Mindong perseveran en no firmar la adhesión a la Asociación Patriótica. Dicen que la firma "es sólo el comienzo de una mayor persecución y control", que tiende a convertir a los sacerdotes en "funcionarios del Partido" que aceptan no evangelizar a los jóvenes menores de 18 años -un hecho que va en contra de la Constitución china- y someten cualquier iniciativa de evangelización a la supremacía del Partido Comunista.

Según algunos sacerdotes, incluso el obispo Zhan, aunque dócil a las autoridades, ha sido mantenido en la oscuridad sobre todas las operaciones de desalojo contra su predecesor el obispo Guo y los otros párrocos. El Frente Unido quiere obligar a los sacerdotes reticentes amenazando con tomar represalias contra sus familias: desalojarlos de sus casas o hacer que sus familias pierdan sus trabajos.