Para el escritor italiano, proveniente de las orillas del agnosticismo y anticlericalismo más radical, el núcleo de la Nueva Evangelización es claro: no se trata de "complejas doctrinas" ni de "reformas institucionales" sino del "sencillo y escandaloso" anuncio de que Cristo ha resucitado y del redescubrimiento entre los mismos cristianos del Credo antes que cualquier prédica moral o social.

Así lo ha manifestado Vittorio Messori en su intervención durante el Congreso de Nuevos Evangelizadores sostenido recientemente en el Vaticano y que contó con la presencia del Papa Benedicto XVI.

En su discurso "El credo, la verdad y la racionalidad.
Aquel heraldo y el anuncio de los primeros cristianos", el pensador y apologeta católico enfatizó que la reevangelización de Occidente "no es más que esto: no complejas doctrinas, sino volver a empezar desde el kérygma, desde la base sobre la cual todo se sostiene. Volver a proclamar un sencillo y al mismo tiempo escandaloso: Jesùs estì kyrios, Jesús es el Señor". 

En su intervención, marcada por su tono personal, testimonial y autobiográfico, Messori defendió la necesidad de la síntesis entre la fe y la razón en la tarea de la Nueva Evangelización pues "no puede haber –y hoy menos que nunca- un anuncio de la fe si, al mismo tiempo, no se muestra racionalidad".

"No se puede incidir sobre la sociedad o sobre la cultura reproponiendo la perspectiva evangélica si no se afronta antes el problema de Cristo y de la verdad de su Evangelio
. Los problemas con los que hoy los católicos deben enfrentarse tienen a menudo una raíz inconfesada e incluso dramática: la caída de la fe, la reducción de Jesús a un maestro moral, del Nuevo Testamento a una oscura mezcla entre judaísmo y paganismo, del milagro al mito, de la esperanza escatológica al compromiso secular. Antes que ninguna reforma institucional o que cualquier prédica moral o social, debemos redescubrir el Credo, el que recitamos en misa, en sentido estricto", explicó.

"El primer paso para una nueva evangelización, por tanto, es simplemente, y al mismo tiempo, un compromiso. El de tomar en serio la exhortación de Pedro a estar “siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza”. Con claridad y decisión, y al mismo tiempo, como nos dice el mismo Pedro, “con dulzura y respeto”, concluyó.

Para leer el discurso completo de Messori pinche aquí.