Una encuesta realizada recientemente sobre las personas con discapacidades en Gran Bretaña, encargada por el grupo de discapacidad Scope, encontró que el 70 por ciento está “preocupado por la presión que se ejercería sobre otras personas con discapacidad para poner fin a sus vidas antes de tiempo si hubiera un cambio en la ley de suicidio asistido”. Más de un tercio estaba preocupado por la posibilidad que ellos pudieran experimentaran personalmente tal presión.

Las preocupaciones sobre los peligros de la legalización del suicidio asistido estaban repartidas por igual entre los jóvenes y los grupos de mayor edad. Cincuenta y seis por ciento de los encuestados cree que cualquier relajación de la ley sería “perjudicial para la forma en que las personas con discapacidad son visualizadas por la sociedad en su conjunto”.

Richard Hawkes, director ejecutivo de Scope, dijo que “nuestros resultados en la encuesta confirman que la preocupación por la legalización del suicidio asistido no sólo la sostiene una minoría, sino una gran mayoría de aquéllos a quienes afectaría esta ley. “Las personas con discapacidad ya están preocupadas por las personas que suponen que sus vidas no merecen ser vividas o las visualizan como una carga, y están realmente preocupadas porque un cambio en la ley podría aumentar la presión sobre ellas para poner fin a sus vidas”.

Esta noticia se presenta en el mismo momento en que expertos legales de un grupo de reflexión gubernamental han publicado un informe advirtiendo que si el suicidio asistido fuese legalizado en Gran Bretaña, las drogas letales podrían llegar a estar fácilmente disponibles para su comercialización.

Como la presión se acumula en el parlamento británico para legalizar el suicidio asistido, y con el Director del Ministerio Público negándose a procesar los casos de suicidio asistido, aumentan las preocupaciones entre la comunidad de discapacitados por cuanto sus vidas son visualizadas como menos valiosas por las comunidades jurídica y médica.

Alison Davis, del grupo de derechos de los discapacitados No Less Human, dio la bienvenida a la encuesta, diciendo que “desaprueba la afirmación constante por parte del grupo de presión mal llamado ‘Dignity in Dying’ (Dignidad al morir), según la cual la mayoría de las personas con discapacidad apoyan el suicidio asistido”. La presión para legalizar el suicidio asistido o la muerte asistida, tal como lo llama el grupo de presión pro-eutanasia, dijo ella, le dice al mundo que las vidas de las personas con discapacidad son “consideradas, por ellos mismos u otros, como no dignas de ser vividas”. “Esas personas necesitan apoyo para vivir, no que se las aliente para que crean que sus pensamientos suicidas son racionales y correctos”

Anthony Ozimic, gerente de comunicaciones de SPUC Pro-Life, dijo a la prensa que “las personas con discapacidad, incluidos los adultos jóvenes, están cada vez más alarmado por la presión impulsada por celebridades para que se legalice el suicidio asistido. Las personas con discapacidad quieren ayudar a vivir bien y a morir de manera natural, no con inyecciones letales o con píldoras venenosas”.