Los cristianos rezan en Bielorrusia pidiendo al Señor paz, pero también justicia, verdad y libertad. Desde 1996 el país es gobernado por Alexander Lukashenko, que mantiene el poder a base de elecciones amañadas, según los organismos internacionales. Como aliado de Vladimir Putin, es su servicio al poderoso vecino ruso lo que le ha mantenido en el gobierno 24 años ininterrumpidos.

En las elecciones del 4 al 8 de agosto, si creemos las cifras oficiales del régimen, Lukashenko habría obtenido un 80% del voto, mientras que su oponente, Svetlana Tsijanuskaya, habría obtenido sólo un 10%. Considerándolo un fraude electoral, numerosas protestas en las calles fueron respondidas con represión policial.

La policía detuvo a Tsijanuskaya durante horas y después la llevó a la frontera, expulsándola a Lituania, según se dice como parte de un acuerdo para liberar a su jefa de campaña, Maria Moroz. En Minsk, centenares de mujeres vestidas de blanco formaron una cadena humana con flores en la mano en solidaridad con la expulsada y otras víctimas.

Casi toda la población declara ser cristiana

A medida que se multiplican los actos de protesta y de represión, las autoridades cristianas llaman a la oración y la actitud pacífica en un país en el que, según una encuesta oficial de 2017, casi todos los bielorrusos (91%), declaran ser cristianos.

Pese a décadas de dictadura comunista, la población que declara no tener religión es de apenas un 8%, y en las regiones fronterizas con Polonia y Ucrania, apenas un 3%. Los cristianos ortodoxos son un 83% de la población, y los católicos son un 7%.

Según esta encuesta, en la región de Grodno (frontera con Polonia), los católicos son un tercio de la población, pero las cifras internas de la Iglesia dicen que son un 54% (quizá la región civil no coincide exactamente con la diócesis). Al menos uno de cada cuatro católicos son de etnia polaca.

La Iglesia católica en Bielorrusia cuenta con 4 diócesis: Minsk (con unos 600.000 fieles, el 14% de la población), Pinsk (con apenas 40.000, un 1,4%), Vitebsk (con 170.000 católicos, un 12%) y Grodno, con 570.000 católicos, un 54% de la población (está en la frontera con Polonia y Lituania, dos países de amplia mayoría católica).

"Ni armas ni piedras, negociación", pide el arzobispo

El arzobispo católico de Minsk, Tadeusz Kondrusiewicz, de 74 años, sabe lo que es andar con pies de plomo: antes fue el obispo católico de Moscú (diócesis enorme pero con pocos católicos y menos relevancia social). Este 11 de agosto difundía un mensaje por el canal católico de Telegram 'Religija segodnja' (Religión Hoy), pidiendo mesas de negociación en vez de piedras y armas.

“En este momento crucial de nuestra historia, en nombre de Dios y de su infinita misericordia, del amor y de la paz, yo me dirijo a todas las partes en conflicto, con el pedido de interrumpir toda acción violenta. Que vuestras manos creadas para el trabajo pacífico y la concordia fraterna, no se levanten con las armas, ni las piedras. Que en lugar de la fuerza de las armas reine la fuerza de los argumentos fundados sobre el diálogo en la verdad y sobre el amor recíproco".

Nacido en Bielorrusia en una familia de etnia polaca, el arzobispo apela a las “seculares tradiciones eslavas” y propone "vías de salida" negociando en una mesa redonda y “no detrás de las barricadas”.

Oleg Búdkevich, obispo católico de Vitebsk (cerca de la frontera rusa) también afirma que la “única vía de salida es la búsqueda de la verdad y la verdad no está nunca de la parte de la violencia… es claro que no vivimos en un mundo ideal, pero siempre existe la posibilidad de usar el sentido común". También invita a los creyente a orar con el Rosario, "única arma eficaz".

Joseph Stanievsky, obispo auxiliar en Grodno, la región más católica, anima en un escrito a "perdonar setenta veces siete" y a "vencer al mal con el bien", frase de San Pablo pero que -recuerda significativamente el obispo- era el lema del padre Jerzy Popieluszko, sacerdote mártir polaco de los años 80, asesinado por los servicios secretos comunistas de Polonia.

Mientras tanto, en vísperas de la fiesta de la Asunción de la Virgen este sábado (en el calendario latino), se convocan numerosos encuentros de oración en las parroquias católicas para orar por el país pidiendo la intercesión de María.

Ya el 10 de agosto, sacerdotes católicos en la catedral de Grodno salieron a hablar con transeuntes y fuerzas policiales pidiendo calma, como recogen estas fotos de Andrei Chernyakevich en Catholic.by.

La jerarquía ortodoxa, pro-Lukashenko

En cambio, las autoridades ortodoxas felicitaron a Lukashenko y lo reconocieron como ganador. El metropolitano ortodoxo de Minsk, Pavel (Ponomarev), máximo jerarca de Bielorrusia, felicitó a Lukashenko aunque "con un cierto atraso respecto a los resultados oficiales", detalla la agencia misionera AsiaNews.

Muchos señalan que mientras que el líder católico es bielorruso, el exarca Pavel es en realidad ruso. Dirige una iglesia "autónoma" pero sometida al Sínodo de obispos alineados con Moscú.

Desde Moscú, el Patriarca Kirill ha alabado a Lukashenko, de quien dijo que “exalta la atención a las cuestiones espirituales y morales de la vida de las personas, como lo atestigua la fructífera colaboración entre los órganos del poder estatal y el exarcado ortodoxo en Bielorrusia”.

AsiaNews cita a una teóloga ortodoxa bielorrusa, Natalia Vasilievich, quien denuncia en Facebook que “las autoridades ejercitan presiones sobre los sacerdotes ortodoxos que participaron en las protestas”.

En el vídeo, una peregrinación mariana con rezo del rosario en julio de 2020; los católicos se preparan para rezar por la Asunción de la Virgen