Un cubo de basura cargado con explosivos, en un artefacto de fabricación casera, estalló este viernes en el metro de Londres, en Parsons Greens, causando al menos 29 heridos, aunque ninguna víctima corre peligro de muerte.

Estado Islámico ha reivindicado el atentado. En este caso no ha habido ningún terrorista con cuchillo ni con armas ni siquiera con vehículo: el terrorista estaría muy lejos en el momento de los hechos. 


Por eso parece especialmente adecuado el calificativo de "cobarde" que ha aplicado el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y máximo jerarca católico en Inglaterra. "Estoy consternado por otro ataque cobarde más a gente inocente, incluyendo a niños y jóvenes, mientras se desplazaban esta manaña hasta el trabajo o el colegio", dijo el purpurado.

"Rezo por todos los que fueron heridos en la explosión y en la consiguente estampida, y por todos los que están afectados por el incidente. Que Dios nos dé paz a ellos y a todos los londinenses y que nos refuerce nuestra voluntad de oponernos a actos tan malignos", expresa el cardenal.

El arzobispo de Westminster alabó a los servicios de emergencia y a los vecinos que acudieron al lugar donde se produjo la explosión para ofrecer su ayuda.

"Las acciones generosas de aquellos que se apresuraron a atender a los heridos y a los que estaban en shock demuestran todo lo bueno de la humanidad mientras un número reducido busca dividir nuestra sociedad. Deberíamos estar alerta, a la vez que mantenemos la calma".  


El arzobispo de Canterbury y máximo jerarca de la Comunión Anglicana, Justin Welby, aseguró que reza por las víctimas. 

"Estoy rezando por todos aquellos involucrados esta mañana en el incidente terrorista en Parsons Green, y especialmente por aquellos que han sufrido heridas o traumatismos", dijo el prelado anglicano a través de su cuenta oficial en Twitter.

A su vez, la Iglesia de Inglaterra, aseguró que eleva plegarias por las víctimas y los efectivos involucrados en el operativo de emergencia.




El artefacto estalló en un vagón del metro en el suroeste de la ciudad. Es el quinto acto terrorista en la capital británica en lo que va de año. 

El Servicio Nacional de Salud (NHS, siglas en inglés) y el Servicio de Ambulancias de Londres informaron que los heridos fueron ingresados en distintos hospitales, la mayoría de ellos con quemaduras en la cara, brazos y piernas y ninguno con heridas que pongan en riesgo la vida.

El jefe de la unidad antiterrorista de la policía de Londres, Mark Rowley, dijo que cientos de detectives están trabajando con el servicio de inteligencia interno MI5 investigando la explosión y que los agentes estaban analizando imágenes tomadas por cámaras de seguridad.


"Sospecho que Parsons Green no era el objetivo previsto. Creo que fue más bien una detonación prematura que cualquier otra cosa. Esto podría haber sido peor ya que podría haber matado un número significativo de personas", dijo a varios medios el experto en terrorismo Will Geddes ante la posibilidad de que el artefacto pudiera haber sido accionado en otra estación más concurrida como Paddington o Notting Hill.

La BBC entrevistó a un pasajero, Peter Crowley, que sufrió quemaduras en el cuero cabelludo por lo que describe como una "bola de fuego". "Vi como la chaqueta de un pasajero se derretía por las llamas", aformó.

En las horas posteriores al incidente, el gobierno británico elevó el nivel de amenaza terrorista a "crítico", lo que significa que se espera un ataque "inminente".