25 de octubre de 2015. En el teatro Schaubühne de Berlín se representa un espectáculo titulado Fear [Miedo]. En el escenario aparecen unos zombies de nazis cuyas caras son las de cinco personajes públicos que en Alemania luchan contra la redefinición del matrimonio y de la sexualidad humana. Mientras les sacan los ojos a las figuras se oye una voz que dice: "Los zombies mueren sólo cuando les disparas directamente al cerebro y el cerebro muere. Es la única manera".

25 de octubre de 2015. Queman el coche de uno de los cinco personajes públicos representados en el espectáculo.

3 de noviembre de 2015. Queman no sólo el coche de otro de los protagonistas, sino también el negocio familiar.

Los autores de Miedo niegan cualquier posible vínculo entre su obra y estos hechos.

Los “zombie nazis” representados en el espectáculo son Beatrix von Storch, miembro del parlamento europeo y del partido Alternativa para Alemania (Afd), que ha sufrido el atentado del 25 de octubre; Hedwig von Beverfoerde, uno de los líderes de la organización Demo für Alle, que lucha contra el adoctrinamiento del género en los colegios (ha sido ella el objetivo del 3 de noviembre); Frauke Petry, dirigente de Afd; y la periodista Birgit Kelle [autora de "Chica, abróchate la blusa"


Gabriele Kuby conoce bien la ideología de género: la vivió en sus orígenes militantes.

La quinta “zombi” es Gabriele Kuby, socióloga, crítica literaria, escritora, feminista del 68 convertida al cristianismo. "La batalla se está desplazando del plano verbal al físico", dice Kuby a Tempi, confesando temer repercusiones violentas, pero "no por esto dejaré de defender al hombre y a la familia".

-No he visto el espectáculo porque para mí podría ser peligroso ir a verlo, aunque el teatro ha declarado que la violencia contra nosotros no tiene nada que ver con el espectáculo, que volverá a representarse el próximo mes de enero.


-Dirían que hay un conflicto entre los derechos de la persona y la libertad de expresión artística. Y es difícil contestarles a causa del relativismo que afecta también a la interpretación de las leyes por parte de los jueces: si no hay una verdad objetiva, entonces no hay límite a la libertad de palabra. Estoy valorando si llevar al caso ante los tribunales como ya han hecho las personas que han sufrido los atentados.



-Sí, y sufro porque el autor del espectáculo me representa como una nazi, mientras que yo sólo soy católica. Durante el espectáculo han utilizado mi voz, grabada mientras hablaba contra la sexualización forzada de los niños en los colegios. Pero mi discurso ha sido cortado para hacerme decir lo opuesto: advierto del nacimiento de un nuevo totalitarismo mientras parece que esté deseando su vuelta. Hoy, quien se enfrenta a la visión pansexual es retratado como un enemigo de la libertad, mientras que lo único que hago es defender la Constitución alemana, la familia y los derechos de los niños inocentes.


-Sí, pero no dejaré de defender la verdad por el bien de la familia y del ser humano, aunque parece que esté prevaleciendo el pensamiento relativista totalitario. Como estamos orgullosos de las personas que han resistido a los nazis, que se han convertido para nosotros en fuente de inspiración, del mismo modo espero animar a las generaciones futuras. La verdad puede silenciarse de manera temporal, pero no puede ser destruida.

(Publicado en Tempi, traducción de Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares)