“Las religiones son parte de la solución, no del problema”. Esta frase del cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y uno de los ponentes en el Meeting de Rímini (www.meetingrimini.org), ha dado título al encuentro inaugural de esta 36ª edición, que ha sido presentada este jueves por Emilia Guarnieri, presidenta de la Fundación Meeting por la Amistad entre los Pueblos. “El Meeting es fruto de la gratuidad”, ha recordado Guarnieri antes de pasar a leer el saludo del papa Francisco y el del presidente italiano, Sergio Mattarella.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, también ha querido dirigir unas palabras a los participantes en el encuentro, a quienes ha agradecido “que promuevan el diálogo, la reconciliación y la solidaridad entre personas de diferentes ámbitos, culturas, naciones y religiones”. El responsable de la ONU ha asegurado en su mensaje que cree irremisiblemente “en el poder de las personas, de los ideales y del corazón del hombre”.

En esta edición, que tiene por lema “¿De qué es ausencia esta ausencia, corazón, que de repente te llena?”, se pretende reflexionar precisamente sobre el corazón del hombre, su deseo, su nostalgia; si bien existe el peligro de la negación de la naturaleza humana --de esta búsqueda de respuestas a las preguntas últimas que nos constituyen--, la nostalgia de un bien que percibimos como ausente nos pone en el camino.

“En este contexto, las religiones son señaladas como el origen de los problemas que nos aquejan hoy, cuando el verdadero problema está en la ausencia de religión: en el hombre que se concibe como autónomo, pues no incluye en su vida la relación con el otro”, ha destacado Guarnieri.


Durante el acto inaugural, el gran rabino de Francia, Haïm Korsia, ha tratado de explicar hasta qué punto es enriquecedor el diálogo interreligioso: “El judaísmo afirma que no posee la verdad, sino que cada persona posee la suya, que se alimenta de la de los demás. Incluso en la Biblia vemos invitaciones a entender otros puntos de vista: los judíos deben entender a los egipcios, pueblo del que escapan pero que también les había acogido; el Señor no siempre condena a los idólatras, sino que salva sus acciones positivas... Si nuestra bondad no se abre al resto, ¿de qué sirve?”.

Además, Korsia ha recalcado que Dios prefiere que estemos unidos contra Él a que estemos enfrentados en su nombre, y de ahí la diferencia entre la Torre de Babel y la severidad del Diluvio. “Lo más importante es la unidad, cuya consecuencia es la constatación de la diferencia, que solo se salva a través del diálogo, del intercambio, permitiendo así el progreso. El hombre avanza hacia la perfección solo con la ayuda del otro: para acoger, hay que dar. Tenemos que ir hacia los demás para descubrirnos a nosotros mismos”, ha constatado.


Por su parte, el imán de la mezquita de Villeurbanne, Azzedine Gaci, ha partido de un firme rechazo a cualquier tipo de violencia, pero muy en especial a la ejercida en el nombre de la religión. Así, Gaci ha remarcado la necesidad de una vida en común incluso en una época marcada por la división. “¿Es verdaderamente la religión una solución? El Corán afirma que hay una sola humanidad, un único género humano. El que tiene fe, se convierte en una presencia referencial de Dios y, por tanto, en un transmisor de paz. ´Donde tú estés, Dios estará contigo´. Esta es la piedra fundamental a la que apelar para convivir”, ha dicho. Para hacer posible esta convivencia, ha explicado el imán, son necesarios tres factores: conocer al otro, respetarlo y enriquecerse de su mirada. “Este diálogo con el otro no implica un diluirse en él, sino conocerle para ahondar más en uno mismo, conocer sus certezas para confrontar las propias”, ha asegurado.


“Nietzsche proclamó el asesinato de Dios por parte de la humanidad. Después llegó la ciencia para erigirse como respuesta a todas nuestras preguntas. Ahora volvemos desesperadamente a la religión, pero buscamos una experiencia espiritual alejada de los dogmas, centrada en el ámbito privado, panteísta y simplista; una modalidad individualista y emotiva”, ha afirmado el cardenal Tauran. En este contexto, la religión se entiende como un problema, especialmente por el fanatismo, el fundamentalismo y el terrorismo.

“¡Pero no es la religión la violenta, sino sus seguidores! Hoy no existen conflictos propiamente religiosos, sino conflictos políticos que utilizan la religión como una herramienta al servicio de sus intereses”, ha subrayado el purpurado, que ha pedido que la religión no sea usada ni como palanca de poder ni como militancia.

“El diálogo entre religiones pero también con el ámbito político debe ser una oportunidad para buscar juntos el bien común, para crear cultura y para construir el futuro; un futuro que no puede ser construido dejando al margen la dimensión religiosa de la naturaleza humana. Debemos decirle al mundo: ´Dios no ha muerto, venid a ver´”, ha concluido el presidente del dicasterio vaticano.