El  Papa Francisco envió con ocasión de la 35 ª edición del “Meeting de la Amistad entre los Pueblos” una carta al obispo de dicha ciudad italiana, Mons. Lambiasi, a través del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolín,tal y como ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

El tema elegido para el evento de este año es: «Hacia las periferias del mundo y de la existencia. El destino no ha dejado solo al hombre». El evento que se realiza en la ´Feria de Rimini´, y por el cual pasan casi dos millones de personas, inicia este domingo 24 y concluye el sábado 30 de agosto.
El Meeting de Rimini que inició en 1980 es organizado por el movimiento Comunión y Liberación, y propone un amplio espacio de encuentro para debatir desde diversos puntos de vista temas culturales, religiosos, políticos, artísticos con una serie de encuentros que se realizan en paralelo durante una semana de agosto y que cuenta con el apoyo de tres mil voluntarios, mayoritariamente universitarios. 

El cardenal Parolín en su misiva, además de hacer llegar el saludo y la bendición del Su Santidad, recuerda que cuando Bergoglio era obispo en Buenos Aires, vio que las periferias no son sólo lugares sino sobre todo personas, como dijo en su discurso durante las congregaciones generales antes del Cónclave marzo 2013: "La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir a las periferias, no sólo geográficas, sino existenciales", como el misterio del pecado, el dolor, la injusticia, la ignorancia, la falta de fe y cualquier forma de miseria.
 
Y que como afirma Francisco en la Evangelii Gaudium: “Los hombres de nuestro tiempo corren el peligro enorme de vivir una tristeza individualista, aislada también en medio a una gran cantidad de bienes de consumo” en el que prevalecen estilos de vida “que llevan a poner la propia esperanza en seguridades económicas o en el poder, o en el éxito meramente terrenal. También los cristianos corren este riesgo".
 
Por ello en el mensaje que el Papa envía en esta carta, agradece a los responsables del evento en Rimini por aceptar el reto de caminar desde esta perspectiva, una vuelta a lo básico, que es el Evangelio de Jesucristo. Porque como indica la Evangelii Gaudium, “los cristianos tienen el deber de anunciar sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, indica un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”.
 
El Santo Padre entretanto hace dos advertencias: invita a nunca perder contacto con la realidad. Esto también es parte del testimonio cristiano: en presencia de una cultura dominante que pone primer lugar las apariencias, lo que es superficial y temporal, el desafío es elegir y amar la realidad.
El otro punto es tener siempre los ojos fijos en lo que es esencial. Los problemas más graves surgen cuando el mensaje cristiano se identifica con cuestiones secundarias que no reflejan el corazón del anuncio. Por ello en un mundo en rápida transformación los cristianos deben buscar medios para comunicarse, con un lenguaje comprensible para poder transmitir la perenne novedad del cristianismo.