A pocos pasos de la iglesia de San Francisco de Paula en Toulon (Francia) -realmente el primer portal que uno se encontraba al salir del templo-, compartía calle el Texas Bar, uno de los lugares de ambiente homosexual más conocidos de la ciudad.

La situación resultaba incómoda para los Misioneros de la Divina Misericordia, encargados por el obispo de la diócesis, Dominique Rey, de regentar la parroquia. Fundados en 2005 por su actual superior, el padre Fabrice Loiseau, cuentan con 22 miembros y en rápido crecimiento: tres sacerdotes, diez diáconos y nueve seminaristas.

Es una comunidad tradi, como se conoce en Francia a quienes celebran la misa tradicional, y van ataviados con la clásica sotana blanca de los misioneros, pues tales se sienten en una sociedad crecientemente paganizada.


El padre Fabrice Loiseau, superior de los Misioneros de la Divina Misericordia.

En repetidas ocasiones, los Misioneros de la Divina Misericordia habían contactado con los dueños del Texas Bar con la intención de comprárselo, pero... sin éxito.



Hasta que, al venirse abajo recientemente el negocio y verse obligado a echar el cierre, sus religiosos vecinos comprendieron llegada su oportunidad. Cuando salió a subasta, acudieron a ella con parte del capital reservado para su casa central (de hecho, todavía tienen abierta una vía de donación para pagarlo) y con 15.000 euros que les ofreció para ese fin un sacerdote diocesano.


Podría ser una celebración del éxito, pero no: es una imagen de un campamento juvenil de verano dirigido por los Misioneros de la Divina Misericordia.

Lo que pasó allí mismo muestra el poder de la oración y rescata así este hecho de lo puramente anecdótico. Pues, como explica el padre Jean-Raphaël Dubrule, "los otros potenciales compradores, que disponían de una suma mayor que la nuestra, tuvieron la gentileza de cedernos el bar cuando nos vieron rezar durante la puja".

Pero no se trataba de comprarlo sólo para cerrarlo, sino realmente para utilizar el local como un centro de evangelización en una zona habitada y frecuentada por la comunidad gay. "Pueden ustedes comprender la importancia de ese lugar para nuestra evangelización en el barrio", afirma el padre Dubrule: "El bar de Sodoma se va a convertir en el pub de la Misericordia", anuncia.