El cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París, ha explicado al diario francés La Croix el sentido de las canonizaciones de San Juan XXIII y San Juan Pablo II: "Una atención más precisa al periodo de la historia de la Iglesia que representan estas dos canonizaciones".

"Es decir", continúa, "con Juan XXIII la apertura del Concilio Vaticano II, y con Juan Pablo II toda la energía que puso durante su pontificado para poner en práctica ese Concilio. En cierto modo, es una forma de reactualizar el Concilio Vaticano II. Para muchos que no habían nacido o que no guardan recuerdo de él, es una buena ocasión de redescubrir el dinamismo misionero de la Iglesia".

Respecto a una posible próxima canonización de Pablo VI, el purpurado ex presidente de la conferencia episcopal francesa precisa: "Seguramente hay buenas razones para que Pablo VI sea canonizado, pero no estoy seguro de que sea una buena idea coger la costumbre de canonizar a todos los Papas".

¿Por qué? Porque "Juan Pablo II trabajó con mucha perseverancia justo para abrir las canonizaciones a todo tipo de personas, que no fuesen escogidas en función de su estado de vida".

El cardenal Vingt-Trois añade una explicación del porqué de ese "plus" de santidad de los Papas más recientes: "La supresión de los Estados pontificios en 1870 y el hecho de que la dimensión del gobierno temporal del Papa haya desaparecido han reforzado la implicación del Papa en el gobierno espiritual de la Iglesia, y por tanto es bastante normal que sus cualidades de santidad y de vigor pastoral resalten con mayor fuerza".