Alrededor de 400 afganos ocupan la iglesia de Béguinage en la capital de Bélgica, en señal de protesta por la falta de garantías del gobierno belga de suspender sus deportaciones.

Tras varias jornadas de reclamo, los afganos lograron reunirse el martes último con el primer ministro Elio Di Rupo y la secretaria de Estado para Asuntos de Asilo y Migración, Maggie De Block, a quienes dijeron que el conflicto bélico que azota a Afganistán hace más de una década convierte a ese país en un sitio muy inseguro para la vida.

Aunque el jefe de Gobierno determinó que los solicitantes de asilo reintrodujeran las demandas para analizarlas posteriormente de manera individual, el portavoz de los afganos, Samir Armad, advirtió que continuarían las protestas ante la ausencia de garantías.



No estamos dispuestos a "correr el riesgo de ser deportados", dijo al diario Le Soir.

Los inmigrantes, que tienen previsto un segundo encuentro con Di Rupo el 30 de enero, planean continuar acampados en la iglesia y realizar otras acciones como una marcha en la ciudad de Gante, ubicada en el norte del país.

Los indocumentados cuentan con el apoyo de la máxima autoridad eclesial de Bélgica, el arzobispo Andre-Joseph Leonard, quien ha expresado su respaldo a la causa.

"Yo me adhiero a esa causa totalmente y estoy listo para marchar con ellos. Deportar a alguien hacia Afganistán es extremadamente peligroso, esta gente merece ser recibida", declaró el arzobispo a la radio.



El arzobispo Leonard estimó que Europa podría dar cabida a más personas de ese país en conflicto.

"Sé que Bélgica no puede acoger a todos, pero nuestros reglamentos también deberían incluir tener un corazón abierto", afirmó.