Francia padece una brutal campaña de odio religioso que conduce cada semana a la profanación de varias iglesias (puede hacerse un seguimiento a través de la página del Observatorio de la Cristianofobia). La última y más importante, la histórica catedral de Nantes, que en la madrugada del viernes al sábado sufrió un ataque de especial virulencia.

Precisamente dicho Observatorio lamenta la censura impuesta a las imágenes que sin duda hay sobre lo que los asaltantes hicieron en el templo. "Actos de vandalismo y de profanación sobre los altares y el suelo", según el comunicado del obispo, Jean Paul James, que añade: "Estos actos provocan la indignación de todos. En nombre de la comunidad católica, expreso mi tristeza más profunda". El prelado recuerda que Francia "garantiza, por ley, el respeto al culto, a las religiones y a los creyentes", y muestra su "confianza en la justicia para investigar la autoría y circunstancias de esta profanación".

Tal vez a modo de explicación por qué no ha hecho pública imagen alguna, monseñor James añade: "Más allá de la emocion que suscitan estos hechos odiosos, apelamos a que cada uno ejerza su responsabilidad para no exacerbar las tensiones. En este clima, los cristianos rechazan entrar en una espiral de violencia. En la fe, creemos que el odio se vence con el amor".


El ministro del Interior, Manuel Valls, cuestionado precisamente por la violencia con la que reprime las muestras espontáneas de rechazo social al matrimonio gay, se ha visto forzado a compartir "la emoción y la indignación suscitados por estos actos intolerables", asegurando a los católicos "apoyo" y "la movilización de los servicios de policía para llevar ante la justicia lo antes posible a los autores de estos hechos abyectos".

Por su parte, el primer ministro y antiguo alcalde de Nantes, Jean-Marc Ayrault, telefoneó al obispo para transmitirle su "indignación y solidaridad".


Pero ¿qué ha sucedido en la catedral de Nantes para que se vete a los cristianos verlo? Según Christian de Lavernée, prefecto de la región de Loira-Atlántico, "los daños han desfigurardo una parte sagrada del coro, así como el altar más antiguo que había al fondo del coro": "Hay inscripciones del 666, bigotes tipo Hitler y dibujos obscenos en imágenes y un busto de las Femen", entre otras muestras de aversión religiosa.

El sábado por la tarde el obispo dirigió un acto de desagravio a las puertas de la catedral de San Pedro y San Pablo en Nantes, que se empezó a construir en 1434 sobre restos románicos y no se concluyó hasta 1891, aunque con coherencia estilística del gótico tardomedieval.

El clima social en Francia está muy enrarecido tras el asalto de François Hollande a la institución del matrimonio y la abundancia de actos de odio a la Iglesia y a los cristianos por parte de grupos de extrema izquierda, además del radicalismo musulmán y la muerte del joven extremista Clément Méric en una pelea con skin heads. Razón por la cual monseñor James insistió en llamar a la calma, y el vicario de la diócesis, Bernard Bertrand, tras la profanación, hizo un llamamiento claro: "La Iglesia no va a echar gasolina al fuego".