La situación de impasse entre la Santa Sede y la Hermandad San Pío X tras la renuncia de Benedicto XVI al Pontificado vive esta semana un momento de distensión justo en Francia, donde son particularmente complicadas las relaciones entre el episcopado y la Fraternidad, que tiene allí su bastión por número de fieles y sacerdotes.

La razón es el repentino fallecimiento, a consecuencia de un infarto, de un "histórico" de la Fraternidad, Dominique Lagneau, ordenado sacerdote en 1981 por el arzobispo Marcel Lefebvre (19051991). El padre Lagneau fue durante trece años director del seminario que la congregación tiene en La Reja (Argentina) y había ocupado luego diversos destinos en Francia.

Actualmente era superior de la casa contemplativa de Montgardan, y la fulminante crisis cardiaca le sobrevino el pasado domingo justo a los pies del cercano monumento que conmemora las apariciones en 1664 de la Virgen (Nuestra Señora de Laus) a la Venerable Benita Rencurel, tradicional lugar de peregrinación en esa zona de los Alpes.

El obispo de Gap y Embrun, Jean-Michel Di Falco, quien rige la diócesis desde 2003, acudió al velatorio del padre Lagneau para orar por su alma. Y al saber que las previsiones de asistencia al funeral, dada la relevancia del sacerdote fallecido, desbordarían con mucho las dimensiones de la capilla local de la Hermandad, ofreció una iglesia diocesana.

Así, el próximo viernes, el superior general de la Hermandad San Pío X, el obispo suizo Bernard Fellay, presidirá la misa en la iglesia de los franciscanos de Gap. Un hecho no insólito -la relación de la FSSPX con algunos obispos es buena en diversos lugares del mundo-, pero sí significativo a la espera de que se conozca el rumbo que quiere imprimir el Papa Francisco a este asunto.