Tafida Raqeeb tiene cinco años y se encuentra, como Charlie Gard, como Alfie Evans, como Isaiah Haastrup, atrapada en la red de la sanidad británica, que propone su muerte "por su mejor interés" a pesar de que sus padres discuten el diagnóstico y hay otros hospitales dispuestos a acogerla y tratarla. El juez Alistair MacDonald, quien autorizó en mayo de 2018 la muerte de Isaiah, anunció esta semana que tomará una decisión definitiva en la semana del 30 de septiembre y que hasta entonces la pequeña debe seguir siendo mantenida con vida.

Tafida se encuentra en coma profundo a causa de una hemorragia cerebral que se le produjo el 9 de febrero como consecuencia de una malformación arteriovenosa en el cerebro. Tras superar un paro cardiaco y respiratorio, la niña fue sometida a una prolongada cirugía cerebral en el hospital del King's College. Según los médicos, quedó en estado de "muerte cerebral" y propusieron a sus padres desconectarla para que muriese. Pero otros médicos la han examinado y disienten de ese diagnóstico, considerando que puede empezar a recuperarse, en un proceso que sería, eso sí, largo.

Concentración este jueves en Londres para pedir que sus padres puedan trasladar a Tafida a un centro fuera del Reino Unido donde quieren tratarla. Foto: CitizenGo.

En los meses posteriores parece haber habido signos de mejoría: abría los ojos y movía un poco las extremidades. Fue trasladada al Royal London Hospital, donde los médicos insistieron en retirarla del respirador para producir su muerte. Sus padres, Mohamed y Shelina, se opusieron y pidieron sacarla del país, a lo que se negó el centro, por lo cual el conflicto terminó en manos de la justicia.

Dos médicos del hospital pediátrico italiano Istituto Giannina Gaslini, en Génova, propusieron en julio tratarla en Italia, porque no están de acuerdo en el diagnóstico de muerte cerebral, pero el Royal London Hospital y el Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) no autorizan su salida por el "mejor interés" de la niña. Se han recogido ya 236.988 firmas para pedirles que se permita su salida del país para que sea tratada en Génova, pero la decisión última estará en manos del juez MacDonald dentro de dos semanas.