En Rusia han sido definitivamente prohibidos los libros de Ron Hubbard, el fundador de la secta de la Cienciología, según informa Milena Faustova en Radio La Voz de Rusia.

Hace unos días, un tribunal de Moscú confirmó la legalidad del fallo, por el que esos libros fueron declarados extremistas. Dejó invariable el dictamen del tribunal de la ciudad en Shchelkovo por una demanda de la fiscalía. Según ella, los libros de L. Ron Hubbard contravienen la legislación rusa.

El tribunal dispuso que el libro, ¿Qué es la Cienciología?, y otros folletos de Hubbard exhortan a la creación de un grupo social aislado, cuyos miembros son preparados “para el cumplimiento ilimitado de sus funciones, cuya parte principal consiste en la lucha con el resto del mundo”. Una vez que la sentencia del tribunal entre en vigor, los libros de la Cienciología quedarán incluídos en la lista federal de textos extremistas, cuya propagación está prohibida en el país.

“Éste es un fallo muy correcto y oportuno”, declaró en entrevista a esta emisora Alexander Korielov, presidente del Comité jurídico de defensa de los derechos y de la dignidad del individuo, adjunto a la Asociación nacional de centros de estudio de religiones y de sectas:

 “Los libros de Ron Hubbard son el cimiento ideológico de la secta de la Cienciología. Esta secta es una de las más peligrosas que opera en el territorio de Rusia. Su actividad causa un daño sustancial a la salud de las personas y lleva a que las gentes se vean privadas de la razón, y de paso, de sus bienes. Por toda una serie de signos, esta organización reviste carácter destructivo. Sin duda que son peligrosos los trabajos de Hubbard que fundamentan su doctrina personal. Esta literatura es indispensable prohibir y retirar de la circulación pública".

Este proceso dista de haber sido el primer intento de prohibir la propagación de las ideas de Hubbard en Rusia. Mientras que en muchos países del mundo, tales como Francia y Alemania, los libros de la Cienciología fueron declarados hace ya tiempo extremistas y anticonstitucionales, en Rusia no se había tomado hasta ahora una determinación categórica.

En 2010, en Siberia occidental, el tribunal de la ciudad de Surgut declaró extremistas los trabajos de Hubbard, pero algunos meses más tarde, el tribunal provincial de Janti-Mansíisk anuló ese fallo. Hace días, el Tribunal Supremo de la república de Tartarstán anuló el dictamen del tribunal urbano de Naberezhni Chelín, que declaró extremista el fundador de la secta de la Cienciología.

Por lo demás, el fallo del tribunal regional de Moscú no parece a todos justo. Ese veredicto viola los derechos de los creyentes, no obstante que la Constitución de Rusia garantiza el derecho a la libertad de culto, de pensamiento y de conciencia, y el derecho a la defensa ante discriminaciones por motivos religiosos, señala el defensor de los Derechos Humanos Iván Pavlov, director del Instituto de Desarrollo de la libertad de información:

Todo intento de declarar prohibida la teoría que sea, y de restringir el acceso a ella constituye una expresión de inmadurez en el plano democrático, de intolerancia frente a toda disidencia. En las librerías no debe haber sólo aquello que provoca no un perjuicio aparente o hipotético, sino real para la salud de las personas, para la seguridad de la sociedad. Pero, en nuestro país, lamentablemente, la cuestión de la realidad del daño se relega a un segundo plano, y en el primero está presente la posibilidad hipotética del advenimiento de consecuencias negativas incomprensibles.

Hace unos días, la Comisión estadounidense de asuntos de libertad de credo en el mundo recomendó a la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que incluyese a Rusia en el listado de los países violadores de los Derechos Humanos en este campo, entre otras cosas, por la persecución de los cienciólogos.

La doctrina de Hubbard, como la de otras sectas en general comenzó a propagarse activamente en Rusia después de la desintegración de la Unión Soviética, a principios de la década del los noventa. Entonces, la situación en el país contribuyó a que, las ideas de las sectas occidentales penetraran en la mente de personas que, de la noche a la mañana habían perdido sus ideales y que, a menudo, no sabían cómo vivir en adelante. Hoy en día, el número de los seguidores de sectas se aproxima al millón en el país. Y son sólo aquellos que no ocultan su afiliación a una secta.

Conscientes de la amenaza que suponen las organizaciones semi religiosas no tradicionales, las autoridades del país emprenden el máximo de esfuerzos para combatir esas sectas. En particular, desde septiembre de 2012, en el programa de disciplinas escolares se incluyó la denominada: “Bases de la cultura religiosa y de la ética laica”. A juicio de los especialistas, este programa es indispensable no sólo para que los escolares conozcan los postulados de las religiones tradicionales, sino además para impedir que caigan, ingenuamente, en las redes de las organizaciones no tradicionales.

Junto con ello se crean también centros estatales de rehabilitación y de ayuda a las personas afectadas por las sectas. A ellos pueden acudir no sólo los que tuvieron la desgracia de sufrir los estragos de estas sectas, sino también los que dudan de sus beneficios.