Iñaki Urdangarín, marido de la infanta Cristina, lleva ya 15 meses cumpliendo condena en la cárcel abulense de Brieva de una pena total de casi seis años por delitos de prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales.

Sin embargo, durante estos días ha sido noticia por el permiso que ha recibido de un Juzgado de Vigilancia Penitenciaria para poder salir dos días a la semana de prisión para hacer voluntariado. El lugar que ha elegido es un centro para personas discapacitadas llamado Hogar Don Orione, perteneciente a una congregación religiosa.

Un acercamiento a la fe

Aunque proveniente de una familia vasca católica, Iñaki Urdangarín nunca se había manifestado especialmente religioso hasta que se enfrentó a los problemas con la Justicia. De hecho, en la mochila con la que ingresó en la cárcel el cuñado del Rey Felipe y yerno del Rey Juan Carlos llevaba una Biblia, que lee asiduamente, un Rosario e imágenes religiosas.

En todo este tiempo ha pedido siempre asistencia religiosa aunque no puede asistir a misa porque está reservada sólo para las presas, pues él es el único varón del centro penitenciario. Sin embargo, recibe en su celda la visita todas las semanas de un sacerdote.

Ahora en esta institución religiosa podrá hacer voluntariado hasta ocho horas cada uno de estos dos días en una medida que busca, según instituciones penitenciarias, combatir los efectos negativos del aislamiento. Esto es precisamente evidente en Urdangarín ya que es el único recluso del módulo masculino de la prisión.

Una congregación centrada en los últimos

El Hogar Don Orione está situado en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón y es una obra de la congregación de los Hijos de la Divina Providencia, conocidos precisamente como orionistas debido al nombre de su fundador Luis Orione.

En esta residencia hay acogidos más de un centenar de personas con discapacidades extremas físicas, intelectuales o sensoriales, un campo en el que los orionistas se han especializado. Esta congregación está presenta en 296 ciudades de 28 naciones y el número de religiosos supera el millar.

Juan Urdangarín, el más alto de la foto, durante su estancia en Camboya ayudando en la obra del padre Figaredo

Siguiendo el ejemplo de su hijo

Florencio de Marcos Madruga, juez que le ha concedido al marido de la infanta Cristina participar en el voluntariado, considera que al haber sido condenado por un delito económico “un ámbito cuyo eje es el egoísmo y el afán desmedido de lucro, además del desprecio por interés común” este trabajo puede ser una buena manera de “generar un elemento de concienciación de la trascendencia de la propia conducta delictiva” y una “forma de reparación a la sociedad”.

Este acercamiento a la fe no sólo se ha producido en Iñaki, sino que su hijo mayor Juan ha estado, según cuenta El País, durante un año ayudando en las misiones en Camboya, concretamente en Battamang, donde es prefecto apostólico el español Kike Figaredo, conocido mundialmente por su apostolado con personas que no pueden andar y necesitan silla de ruedas debido a las numerosas víctimas de las minas antipersona.