La continua presencia mediática del Valle de los Caídos, a raíz de la pretensión del Gobierno de Pedro Sánchez de trasladar los restos de Francisco Franco sin haberlo solicitado ni autorizado sus descendientes, está disparando el número de visitantes a la basílica y el entorno natural y monumental (el interior de la Cruz y su mirador no pueden visitarse desde hace años), y de estancias en su hospedería.

El incremento ha sido enorme el pasado julio, con 38.269 visitantes, por 25.532 en julio de 2017: un 49,89% más, según los datos facilitados por Patrimonio Nacional al ABC. En 2016, en ese mismo mes, el número había sido de 24.449, en 2015 de 19.968 y en 2014 de 21.838. El incremento, por tanto, es de un es del 66,77% respecto a la media de los cuatro años anteriores.

La relación causa-efecto entre la intervención gubernamental y estos datos parece clara. No se refiere solamente a una reacción a la posible exhumación de los restos de Franco, enterrados a su muerte tras el altar del templo no por decisión suya sino por decreto del Rey Juan Carlos I. Tiene que ver también con el propio conocimiento del monumento, el cual, a pesar de figurar entre los más visitados de Patrimonio Nacional (al nivel de los Palacios de La Granja o Aranjuez), no figura en numerosos programas de touroperadores a un nivel correspondiente a su importancia, y por tanto es muy desconocido para muchos turistas, sobre todo extranjeros, que visitan los alrededores de Madrid. La pretensión de Sánchez y su repercusión mediática  están sugiriendo a muchas personas incorporar ese enclave a sus planes de ocio cultural.

En todo caso, la tendencia de visitas al Valle de los Caídos ya venía siendo sostenidamente ascendente:

2014: 240.387 

2015: 254.059 (+ 5,69%)

2016: 262.860 (+ 3,46%)

2017: 283.277 (+ 7,77%)

Esto es, un crecimiento del 16,92% en tres años que será sin duda pulverizado en 2018.