Durante doce días España entera se ha movilizado para buscar a Gabriel Cruz, el niño de ocho años desaparecido en Almería. Miles de voluntarios le buscaron y en las redes sociales su foto circuló rápidamente pero finalmente los peores augurios se han cumplido y el pequeño ha sido encontrado este domingo muerto en el maletero del coche de la novia de su padre.

Ahora el país entero llora por un caso que ha conmocionado a la sociedad y especialmente en la provincia de Almería, de donde Gabriel era natural. Horas después de que se conociese la noticia, el propio obispado de Almería ha publicado un comunicado en el que asegura que los católicos de esta región están viviendo “con hondo dolor” este suceso.

“Durante estos angustiosos días hemos encomendado al Señor a Gabriel y a sus apenados padres, en la esperanza de que fuera hallado con vida, sano y salvo. Hoy nos embarga una enorme tristeza, pero no perdemos la esperanza de la fe. Sabemos que Dios sufre con nosotros nuestros dolores, porque en la persona de Jesús su Hijo, cuya pasión vamos a celebrar, ha cargado sobre sí todos nuestros sufrimientos”, asegura el obispado.


De este modo, agrega que “estamos muy unidos a los padres y a los abuelos y familiares de Gabriel, cuya imagen en las pantallas nos han llenado de ternura y emoción. Creemos que el Señor lo tiene ahora junto a sí con sus ángeles y ayudará a los padres y familiares a superar esta terrible prueba”.

Por último, el obispado de Almería añade que “este hecho y las desapariciones y asesinatos que nos sobrecogen día a día ponen de manifiesto la enfermedad del corazón humano, necesitado de conversión y perdón. Confiamos en la justicia y pedimos a Dios que cese y sea vencida por el amor toda la maldad de la violencia que acosa a nuestra sociedad”.

Otros obispos también han querido sumarse a este sentimiento de dolor a través de las redes sociales. El arzobispo castrense, Juan del Río, ha publicado en Twitter que “la muerte de Gabriel Cruz, como la de tantos niños inocentes, golpea el corazón y abre muchos interrogantes sobre lo que es capaz la maldad humana”.