El pasado mes de octubre el que fuera fiel secretario de San Juan Pablo II, el cardenal Dziwisz analizó la crisis de identidad que vive Europa en estos momentos tras haberse dejado llevar por el relativismo y distintas ideologías que han ido apartando al continente de la idea de sus padres fundadores.

El cardenal polaco propuso que se nombrara a San Juan Pablo II como patrón de Europa pues “Europa necesita ayuda del cielo y el ejemplo de los Santos, porque sola no puede responder a esos desafíos. Y no hay santo más contemporáneo que comprenda nuestro tiempo mejor que  Juan Pablo II”.

Durante el Concilio Vaticano II, Pablo VI proclamó patrono a san Benito. El propio Papa polaco, consciente de la necesidad de ayuda del cielo proclamó otros cinco patronos: los santos Cirilo y Metodio, Santa Catalina de Siena, Santa Brígida y Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).


En España, la Fundación Educatio Servanda, responsable entre otras obras de los colegios Juan Pablo II, y cuyo ideario está totalmente marcado por el santo polaco, ha cogido el guante del cardenal Dzwisz y ha lanzado una petición al Papa Francisco para que nombre a Juan Pablo II patrón del continente europeo.



Para ello, ha lanzado una petición online para que la firmen todos aquellos que quieran que el santo polaco sea protector de Europa. Puede hacerlo pinchando AQUÍ.

Educatio Servanda considera importante esta iniciativa “porque Europa está seriamente amenazada por la crisis ideológica, el nacionalismo excluyente, el debilitamiento de la familia, el colapso demográfico, las crisis migratorias...”.


De este modo, esta iniciativa propone: “Santo Padre, le pido que considere encomendar el futuro de Europa a San Juan Pablo II para que él, junto con San Benito, San Cirilo, San Metodio y las santas Catalina, Brígida y Teresa, nos ayuden a encaminar nuestros pasos para “dar nuevamente alma a Europa y despertar la conciencia”.

Y para acabar, esta fundación recuerda la famosa intervención de San Juan Pablo II en Santiago de Compostela en 1982: “Vieja Europa, te lanzo un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades”.