En la persecución anticatólica de los años 30 en España fueron asesinados en la diócesis de Urgel al menos 111 personas por odio a la fe. Ahora la diócesis envía 37 cajas con 27.000 folios de pruebas documentales a Roma, a la oficina de la Congregación para la Causa de los Santos solicitando la beatificación como mártires de 76 personas: el laico Lluís Farré Trilla, el presbítero diocesano Josep Moles Torrents y otros 74 compañeros clérigos. Un repaso de la lista de nombres los encuentra de una enorme diversidad de poblaciones de la zona: Balaguer, Tremp, Llíria, Guissona, Vilagrassa, Sant Julià de Lória (Andorra) y muchas más.

Josep Moles, que encabeza la lista de candidatos a la beatificación, tenía 54 años cuando empezó la Guerra Civil, y hacía 3 décadas que era sacerdote y 16 años que era rector del seminario. Cuando empezaron las matanzas contra los católicos él no huyó de La Seu d'Urgell porque estaba cuidando a sus padres. En agosto de 1936, hace ahora 8 décadas, unos milicianos anarquistas le encarcelaron. El 25 de agosto lo llevaron con otro sacerdote, Pere Travé Cirici, a la carretera que va de La Seu d’Urgell a Andorra. Allí, atados de espaldas, los rociaron con gasolina y los quemaron vivos. Se dice que pronunció una oracióncon estas palabras: “Perdóname Señor y perdónalos”. Unos vecinos enterraron los dos cadáveres al lado de la carretera. Más tarde, en junio de 1937, los cuerpos fueron exhumados y enterrados en el cementerio de La Seu d’Urgell.

Es una de tantas historias de horror que se cometieron en esos años contra clérigos y cristianos significados, siempre personal no combatiente, civil, desarmado y perfectamente identificable, simplemente por su fe.


El 15 de julio en la iglesia del Seminario diocesano en La Seu d’Urgell se celebraba la clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación. Presidía el arzobispo de Urgel, Joan-Enric Vives, con el tribunal que ha instruido la causa: Jaume Vila, Juez delegado; Joan Pujol, Promotor de justicia; Josep María Blanquet Gas, postulador diocesano y Josep Rábade, notario. Asistieron algunos familiares de los Siervos de Dios así como muchos sacerdotes.

El Notario presentó las actas originales así como dos ejemplares auténticos del proceso sobre la vida, virtudes y fama de santidad de estos siervos de Dios. 

El arzobispo declaró la integridad y autenticidad de los actos del proceso. Se cerraron y lacraron las 36 cajas que contienen los más de 27.000 folios con las pruebas documentales. Este proceso se inició de hecho en 1995, siendo arzobispo Joan Martí Alanís. 

Benedicto XVI ya declaró mártires de esa persecución y beatos de la Iglesia a otros 7 clérigos de la diócesis, Josep Tápies y sus compañeros de La Pobla de Segur, en 2005.

El arzobispo, que predicaba al día después de los atentados de Niza, dijo: "Fueron un total de 111 los sacerdotes sacrificados por la ira de la persecución religiosa en la guerra civil ahora hará 80 años. Y clamamos por la libertad religiosa respetada y promovida. Actualmente vivimos tiempos de nueva fragilidad… El atentado de ayer noche en Niza lo testimonia, y hoy rezaremos por las víctimas de Niza y los heridos y familiares, en solidaridad con el pueblo francés. Nuestro deber era que nada se perdiera, como encargó el Señor, después de la multiplicación de los panes y los peces. Y así fue para estos sacerdotes, vidas entregadas y multiplicadas por la gracia de Dios".