España cuenta con 13.000 misioneros, pero la mitad tiene ya más de 70 años y los sacerdotes y religiosas jóvenes en España tienen poca conciencia misionera, advirtió el director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP), Anastasio Gil, al presentar el martes 19 de abril ante los obispos españoles, reunidos en su Asamblea Plenaria, el informe anual sobre el esfuerzo misionero de la Iglesia desde España. 


El primer punto que abordó fue el servicio a la formación misionera de las diócesis por parte de las OMP. Porque, como reconocía el director nacional, “su razón de ser es colaborar con las diócesis para que cada Iglesia particular viva el compromiso misionero de cooperación con la Iglesia universal, especialmente con las Iglesias locales en formación o más necesitadas”.

Destacó, por ello, la figura del director diocesano, cuya principal tarea es “hacer posible que la dimensión universal, católica y evangelizadora” esté presente en la formación cristiana y en la celebración de las Jornadas misioneras.

Y es que “podría justificarse en algún caso la suspensión de una colecta, pero no la oportunidad de fortalecer el compromiso misionero de los fieles con motivo de estas Jornadas”.

Se percibe, no obstante, que la “formación misionera está insuficientemente enraizada en la mayoría de los sacerdotes, religiosos y religiosas más jóvenes. Tal vez una de las causas de ello sea haber excluido de la mayoría de los centros de formación la Teología de la Misión”.

Por eso, Anastasio agradeció actividades, como la Semana Española de Misionología de Burgos o la Cátedra de Misionología de la Universidad San Dámaso de Madrid.


La segunda pauta presentada la constituían los misioneros y misioneras españoles en la misión. Tras reconocer la generosidad de la Iglesia en España con el envío de misioneros a los Territorios de misión - 13.000 mujeres y hombres anunciando el Evangelio – señaló “el predecible descenso del número de misioneros en el futuro, por razones de edad”, al superar casi la mitad de ellos los 70 años.



Muchos de ellos, son religiosos, y, en ocasiones, tienen poca vinculación a la Iglesia local. “Desde las delegaciones diocesanas se está haciendo un esfuerzo para que se reconozcan vinculados a la diócesis de origen”.

Mencionó también el esfuerzo de las OMP, la Comisión Episcopal de Misiones y la Coordinadora de Laicos Misioneros, por dar cobertura a los 700 laicos que han sido enviados a la misión.

Los misioneros laicos casi siempre son voluntarios sin ninguna contraprestación económica, que ni siquiera tienen la posibilidad de darse de alta en la Seguridad Social. A la espera del desarrollo de la reciente Ley del Voluntariado, provisionalmente, los “convenios especiales” – con una cotización mensual – y una póliza colectiva con alguna entidad de seguros, buscan paliar esta situación. Algo que entraña buscar fuentes de financiación.


Tercer punto importante de la intervención del director nacional de OMP fue la promoción y formación de vocaciones misioneras “ad gentes”, porque “difícilmente los jóvenes descubrirán su posible vocación a la misión si la cooperación se circunscribe a la solidaridad social, o se reduce a la participación en una campaña o Jornada misionera”.

Pedía, por ello, “un plan de formación vocacional para fomentar y fortalecer el dinamismo misionero en nuestras comunidades y en los grupos juveniles que se sienten urgidos por una experiencia misionera temporal en verano”. A esto ayudan los testimonios de los misioneros.

Por eso, el contacto con ellos es absolutamente necesario. Celebró el incremento en el número de diócesis que en verano celebran el Día del Misionero Diocesano.


La cuarta faceta tratada fue “la limosna evangélica en favor de los pobres”. Las Obras Misionales Pontificias agradecen “a cada uno de los donantes, en la mayoría de los casos anónimos, su generosa aportación durante el año 2015”.

La Obra de Propagación de la Fe (DOMUND) pudo atender 561 proyectos en 58 países, por un valor de 11,8 millones de euros. Infancia Misionera recibió de España 2,7 millones, con los que atendió 394 proyectos en 42 países.

También desde España se pusieron a disposición de la Obra de San Pedro Apóstol 1,7 millones, para distribuir entre 67 seminarios y noviciados repartidos por 26 países. “Cada pequeña aportación de los fieles llega a su destino, garantizándose el anonimato y la distribución equitativa sin privilegios ni favoritismos”, afirmó.

Y recordó cómo se distribuyen los donativos entre las 1.109 territorios de misión: el 35%, para subsidios ordinarios (dirigidos a sostener cada territorio); el 55%, para subsidios extraordinarios, solicitados por los obispos respectivos; y el 10%, para emergencias, como fue el caso de la ayuda que el cardenal Filoni entregó, por encargo del papa Francisco, a las Iglesias locales de Irak, Siria, Líbano o de los países donde se está acogiendo a los refugiados.




A veces, señaló Anastasio Gil, la expresión “la misión está aquí” tiene una clara connotación excluyente. “Si la misión está aquí, parece que prioritariamente está en nuestro entorno y que el ‘más allá’ corresponde a otros”. Pero, “esta tarea irrenunciable de la propuesta del primer anuncio, el cual no conoce fronteras ni circunscripciones: se ha de hacer allí donde el Evangelio no es conocido”.

Y propuso que, para esta labor, se tuviera en cuenta a “los misioneros y misioneras que llegan a nuestras diócesis con la experiencia de haber vivido lo que es y significa el primer anuncio en otros ámbitos sociales o culturales”. Es muy necesario, concluía, “descubrir estas posibilidades y ‘rentabilizar’ el don de su vocación”.