El Papa Francisco ha autorizado la promulgación de las virtudes heroicas de las religiosas españolas Mª Emilia Riquelme Zayas y María Esperanza de la Cruz.

La Madre Emilia Riquelme Zayas (18471940), más conocida como Madre Riquelme nació y falleció en Granada (España) y fundó en esta ciudad andaluza el Instituto de las Misioneras del Santísimo Sacramento y de la Bienaventurada Virgen Inmaculada (misionerasdelsantisimosacramento.org)

“Es una bendición para la diócesis, para la Congregación, y un estímulo para nosotras, para sus hijas, y para todo el mundo”, afirmó la Madre Superiora de la Casa Madre de Granada, Mª José García Agüero. Según informan desde la diócesis de Granada, la comunidad de religiosas de la Congregación están “muy contentas y agradecidas al Señor que nos ha hecho este regalo”.

La Madre superiora de la Casa Madre de Granada precisó también que se trata de “una alegría y un gozo el saber que la Iglesia ha reconocido sus Virtudes Heroicas y esperamos que si Dios quiere -éste es el primer paso-, vayamos siguiendo adelante y pronto sea beatificada”.

En la Casa Madre de la congregación, en el centro de Granada, se encuentran sus restos mortales, así como los de sus padres. En la ciudad de Granada, las Misioneras del Santísimo Sacramento tienen varias residencias masculinas y femeninas para estudiantes universitarios y colaboran muy estrechamente en la diócesis con la Pastoral Universitaria.


La Sierva de Dios María Esperanza de la Cruz, nació y murió en la localidad de Monteagudo, Navarra, y fue cofundadora de las Misioneras Agustinas Recoletas (www.misionerasmar.org).

En 1917 ingresa en el monasterio de La Encarnación de Madrid, hasta 1931 cuando junto con monseñor Francisco Javier Ochoa, fundador de la congregación, y otras dos religiosas, partieron para evangelizar China desde la vida contemplativa.

Ella fue elegida superiora de la comunidad de agustinas recoletas en Kweitehfú (China) mientras que Ochoa fue el administrador apostólico de la zona de Kweitehfú durante años.

En 1947 la Santa Sede erige como Congregación a las Misioneras Agustinas Recoletas, y Madre Esperanza será la primera superiora general.

En 1962 le detectan un cáncer y dimite de su cargo. Pide además, en 1967, que la lleven a Monteagudo y muere en su pueblo natal en mayo de ese año.

La promulgación del decreto de virtudes heroicas es el primer paso importante en el proceso de canonización. Significa que tras estudiar la vida de la persona, ésta vivió en manera heroica las virtudes cristianas. Para la beatificación será necesario que se realice un milagro por su intercesión. El mismo requisito será necesario para la canonización.

(En el mismo decreto el Papa ha reconocido las virtudes heróicas del sacerdote vasco José María Arizmendiarrieta, fundador de la Corporación Mondragón, el mayor grupo cooperativo internacional en la actualidad; más datos aquí)