Al cumplirse un año del 15-M, el obispo de San Sebastián ha publicado una reflexión que reconoce la existencia de cosas buenas y malas en el movimiento: "¿Estamos ante un claroscuro propio del alba, o ante el claroscuro característico del ocaso?", cuestiona.

Con la perspectiva que ofrece el tiempo transcurrido, José Ignacio Munilla resuelve el interrogante con una frase-resumen: "Ha sido una gran oportunidad desperdiciada".

Podría haber impulsado "el principio de subsidiariedad tan necesario: ¡más sociedad y menos estado!", afirma, pero se vio engullido por "la dictadura de lo políticamente correcto".

Tras alabar que la juventud participante en el movimiento se tomase en serio el "compromiso social", monseñor Munilla lamenta que cediese al "rodillo del pensamiento único" y sus lemas antirreligiosos, tan habituales en las concentraciones de hace un año.

Por último, el prelado guipuzcoano lamenta que el 15-M haya sido más "de protesta que de construcción", y no haya integrado "la indignación con el compromiso personal y social": "Es más fácil gritar contra los abusos que aportar soluciones", concluye.

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