El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, habló este jueves en El Puerto de Santa María (Cádiz) acerca de cómo ser feliz.

La ponencia del obispo Munilla se titulaba «Es sencillo ser feliz, lo difícil es ser sencillo».

Aunque estuvo acompañado por José Rico, obispo de Asidonia-Jerez, Munilla habló en un marco no religioso: el ciclo de conferencias «Aula de Cultura» que patrocinan La Voz de Cádiz y el diario ABC, ante las 300 personas que las restricciones de aforo permitían en el Club de Playa El Buzo de El Puerto, propiedad del Real Club de Golf Vista Hermosa. Otras muchas personas pudieron seguir el acto a través de una pantalla en otra sala. 

«Dios es feliz, lo es eternamente. Si uno mira con un poco más de detenimiento lo encuentra», aseguró el obispo, apoyándose en textos bíblicos.

«Dios nos quiere dar la vida eterna, pero en esta vida también se puede ser feliz», añadió, apoyándose en las Bienaventuranzas.

«Sólo Dios nos puede hacer plenamente felices», advirtió, puesto que los hombres tienen un deseo de plenitud intenso, una plenitud que sin Dios no se alcanza.

«La gente busca la felicidad sin Dios, es sustituir la causa por el efecto. Es una impostura buscar la felicidad desligándola de Dios. No se puede sustituir a Dios como si fuera una pastilla», advirtió.

El camino de hacerse sencillo

«Dios es sencillo, es simple. Si nos hacemos sencillos recibiremos la felicidad. Si Dios es sencillo. la vida es sencilla», añadió.

«Si quieres conocer a Dios tienes que hacerte sencillo. El pecado es nuestro gran enemigo, lo ha complicado todo. La redención es volver a la sencillez, a la humildad», explicó el obispo.

«Cuando vas poniendo a Dios en el centro de tu vida cada vez necesitas menos y, por ende, consigues ser feliz», prosiguió.

Puso el ejemplo de Santa Teresita de Lisieux y su «Historia de un alma», que propone la «vía del abandono» o «la infancia espiritual», la sencillez de «reconocer nuestra pequeñez y nuestra nada y no asustarse por ello, eso es lo que te garantiza ser amado por Dios».

"Lo que agrada a Dios de mi pequeña alma es que ame mi pequeñez y mi pobreza": lo escribió Teresita de Lisieux, Luis Alfredo le puso música, lo toca Kiki Troia al piano y lo canta MaryCarmen

«Dios elige a los humildes. Dios nos hace humildes al elegirlo, es un don de él. Somos niños ante Dios. Según avanzas en la vida espiritual cada vez eres más dependiente de Dios, cada vez más vas recibiendo», destacó el obispo.

«Dios existe y no eres tú, relájate», comentó entre las risas del público, según recoge la crónica de La Voz de Cádiz. «Dios es amor y quien vive su amor irradia de alegría», finalizó el obispo.