El 20 de mayo, Sanz Montes cumplirá dos años como Comisario Pontificio de Lumen Dei, un nombramiento directo del Papa para investigar sospechas tan graves como malversación de fondos y abusos sexuales que pesaban sobre esta asociación. A punto de concluir su informe definitivo junto con un nutrido equipo de economistas y juristas, este es un avance.

-¿Qué le pidieron exactamente?
-La Santa Sede me pidió que le pusiera nombre a las dificultades que tenía esa institución eclesial llamada Lumen Dei, saneando las cuestiones que estuvieran pidiendo un saneamiento o una clarificación.

-¿Y cómo ha ido el trabajo?
-Estoy contento y empiezo a ir concluyendo. Dentro de unos días, tengo que ir a Roma y despacharé con el nuevo prefecto de la Congregación de Vida Consagrada, mi interlocutor de la Santa Sede en esta cuestión. Le podré ofrecer un dossier de estos dos años de trabajo.

-¿Qué concluye?
-Mi balance es enormemente positivo para con Lumen Dei y, no tardando mucho, podré decirle a la Santa Sede: «Esta asociación puede caminar sin esta ayuda extraordinaria de un Comisario Pontificio».

-¿Ha encontrado base para las sospechas de malversación y abusos?
-He encontrado cosas que no eran ciertas, calumnias, cosas que eran inciertas y cosas que estaban mal documentadas. Eso no quita que haya cuestiones, como ya saben Lumen Dei y la Santa Sede, que están precisando unas decisiones, la indicación de caminos a seguir. Ahora, esas grandes cuestiones a las que te refieres no me las he encontrado. De eso no hay nada. En las personas señaladas como abusadoras no hay nada. Si esto se dijo, significa que ha habido una calumnia terrible. Y tampoco ha habido tal malversación. Lo que ocurre es que, en aquel maremágnum, sí que hubo un desvío, un apartamiento, que no malversación. Cuando las aguas volvieron a su cauce, se comprobó que esos fondos no estaban malversados, sino que han vuelto a su lugar. Posiblemente, esas personas sí que tendrán que dar cuenta de una mala gestión.