Que la fe produce grandes beneficios a la persona lo demuestran numerosos estudios científicos tanto en el aspecto emocional como físico. Pero del mismo modo, la religión también aporta numerosos aspectos a la sociedad, desde una serie de valores a incluso a la economía del país o de la zona.

Este último aspecto es el que se va a explicar puesto que el Washington Post se ha hecho eco de un estudio de dos investigadores, Brian Grim, de la Universidad de George Town y de Melissa Grim, del Religous Freedom Center del Newseum Institute también de Washington.

En él se ofrece un dato muy ilustrativo que muestra la importancia real de la religión en la sociedad actual pese a la secularización de Occidente aunque para ello el análisis esté hecho en clave económica. Este es el titular que se puede extraer del artículo publicado originalmente en la Interdisciplinary Journal of Research Religion: “La religión contribuye más a la economía de Estados Unidos que Facebook, Google y Apple juntos”.

Precisamente, estas tres empresas son unas de las principales multinacionales a escala global centradas en el creciente mundo tecnológico.

Para llegar a esta conclusión han analizado todos los aspectos que rodean a las distintas religiones en Estados Unidos. Desde sus aportaciones en el ámbito de la salud o la educación, las fiestas religiosas o las organizaciones benéficas religiosas.

La cifra que dan estos investigadores del aporte de la religión a la economía da vértigo pues se sitúa en los 348.000 millones de dólares.

La mayor parte de este dinero proviene de los distintos sistemas de salud basados en la fe a través de hospitales, centros de salud, de ancianos, enfermos terminales, etc. Esta obra es casi exclusiva de los cristianos y especialmente del catolicismo. De hecho, según los informes oficiales del gobierno una de cada seis camas de hospital que hay en Estados Unidos pertenece a una organización católica.

La educación es otro pilar clave en la que las distintas confesiones religiosas, prácticamente todas cristianas, hacen un aporte decisivo a la economía. En Estados Unidos algunos de los colegios y universidades más prestigiosas son católicas o de otras denominaciones cristianas.

El estudio también cita la importancia de las 344.894 comunidades que existen en el país de 235 denominaciones religiosas (217 de ellas cristianas). Haciendo una media, el ingreso anual de cada una de estas comunidades religiosas, para los católicos parroquias, sería de unos 242.910 dólares. Y como una gran parte de estos ingresos proviene de donaciones o aportaciones de los fieles, los estadounidenses aportan a sus congregaciones más de 74.500 millones de dólares.

En el estudio también se incluyen las aportaciones económicas relacionadas con las organizaciones benéficas de carácter religioso. Al igual que en los puntos anteriores, las cristianas son las más numerosas aunque en este caso la más importante es la Lutheran Services of América, que recauda más de 21.000 millones de dólares mientras que por ejemplo la Catholic Charities USA está en torno a los 5.000 millones.

En este informe también se incluyen la importancia de la música cristiana y sus discográficas, canales de televisión como CBN o EWTN o el cine cristiano con películas de éxito como El cielo es real.

De este modo, analizando todos estos datos, los autores del informe llegan a la conclusión de que la aportación de la religión al PIB estadounidense es mayor que lo que puedan llevar a cabo Facebook, Google o Apple.


Aunque utilizando otros parámetros diferentes y sin centrarse en la mera aportación al PIB en España la Conferencia Episcopal suele informar de lo que la Iglesia Católica ahorra al Estado gracias a sus obras educativas, sanitarias o culturales.

El pasado mes de junio informaba de que a través de la cultura católica, sus fiestas, su arte, su arquitectura, sus tradiciones y devociones, sumado a su red escolar, asistencial y hospitalaria, aportan a la sociedad española 32.000 millones de euros, el 3,1% del PIB, lo cual genera 225.000 empleos, 160.000 directos.

A ello habría que sumar lo que el Estado deja de gastar por los hospitales y centros de salud católicos así como los miles de colegios concertados religiosos existentes en España.