"La primera atrocidad de la que se entera es de lo de Paracuellos del Jarama. Se queda aterrado. Va a comprobarlo sobre el terreno. Ve los cadáveres todavía insepultos y dice: 'Esto no puede ser'".

Así describió José Luis Olaizola, Premio Planeta en 1983, la reacción del anarquista Melchor Rodríguez (18931972) al conocer los crímenes que se estaban cometiendo por miles en Madrid, ciudad bajo el poder del Frente Popular, en los inicios de la Guerra Civil. Olaizola fue entrevistado este martes por Gonzalo Bans en el programa El Gato al Agua, de Intereconomía TV , porque acaba de salir su última novela, El anarquista indómito. La leyenda del Ángel Rojo, publicada por LibrosLibres.


Pincha aquí para adquirir ahora El anarquista indómito, de José Luis Olaizola.

El Ángel Rojo fue el apodo con el que comenzó a ser conocido Rodríguez por sus esfuerzos activos para impedir nuevas matanzas. Según explicó Olaizola, aprovechando su amistad con el ministro de Justicia, el también anarquista Juan García Oliver, se hizo nombrar director general de Prisiones para ponerles freno y se enfrentó a los comunistas Santiago Carrillo y José Cazorla para frenar las sacas.

"Algunas veces me preguntan: ¿a cuántas personas pudo salvar?", comentó el autor de El anarquista indómito: "A miles. Desde el momento en el que le nombran director general de Prisiones ya no hay más sacas en Madrid".


Melchor Rodríguez vivió en Madrid después de la guerra como agentes de seguros.

Entre las personas salvadas figuraron personas de ideas totalmente contrapuestas a las suyas, entre las que Olaizola citó a Agustín Muñoz Grandes (futuro general al mando de la División Azul), Raimundo Fernández Cuesta (dirigente falangista) y un hermano de Alberto Martín-Artajo (futuro ministro de Asuntos Exteriores). "Para mí no hay ideología, para mí solo hay justicia", decía a quienes le preguntaban por qué salvaba sus adversarios.

Pincha aquí para adquirir ahora El anarquista indómito, de José Luis Olaizola.