¿Ángel o diablo? ¿Santo o villano? ¿"Gemelo en lo disoluto de Don Juan Tenorio", "terror de los padres y esposos", "ambicioso especulador inmobiliario"? ¿O sacerdote consagrado en cuerpo y alma a la devoción eucarística y a los pobres, fallecido en olor de santidad y cuya causa de beatificación se abrió nada más morir y solo se vio detenida por la temprana pérdida de la documentación recogida?

¿Cuál de las dos descripciones de Jacobo de Gracia o Gratij (1517-1619), el Caballero de Gracia, es la correcta?

Un impulso para reabrir su proceso

Junto a uno de los entornos más bulliciosos y característicos de Madrid, la Red de San Luis (donde confluyen la Gran Vía y las calles de Fuencarral, Hortaleza y la Montera), se encuentra un lugar idóneo para hacer un alto en el ajetreo diario (o en la visita turística) y rezar en silencio ante el Santísimo: el Real Oratorio del Caballero de Gracia, atendido por sacerdotes del Opus Dei.


Arriba, exterior del Real Oratorio de Caballero de Gracia desde la Gran Vía (izquierda) y desde la calle Caballero de Gracia (derecha). Abajo, interior del templo.


El 24 de febrero de 2017 se cumplió el quinto centenario del nacimiento en Módena (Italia) del hombre que lo fundó, y junto a su puerta se ofrece una hoja informativa con una oración para que "los favores que por su intercesión se consigan [contribuyan] a la reanudación de su proceso de beatificación".

Surge entonces la inquietud. ¿Beatificación? Pero ¿de quién hablamos? ¿Del hombre descrito por los entrecomillados iniciales (extraídos de Wikipedia) o de alguien que puede contarse un día entre el número de los santos?

Una documentada y entretenida biografía

En El Caballero de Gracia. Vida y leyenda (Palabra), José María Sanabria y José Ramón Pérez Arangüena disipan todo género de dudas. Dudas que no tienen su origen en una información incompleta (la que hay es completísima) o en la existencia de datos contradictorios (los que hay son unívocos), sino en una pura calumnia propalada por personas con nombre y apellidos identificables.

Calumnia que nace además en un contexto muy determinado, y que Wikipedia, a pesar de los intentos de rectificar las entradas y de la existencia en la Red de fuentes fiables, mantiene hoy: la lucha del liberalismo masónico de mediados del siglo XIX contra la Iglesia católica.


La portada del libro reproduce el cuadro pintado en 2005 por Víctor López-Jurado. 

Como papagayos

El primer propalador de calumnias sobre el Caballero de Gracia fue Antonio Capmany y Montpalau, quien en 1863 escribió dos obras, Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid e Historia del Monasterio del Caballero de Gracia, de donde nacen todas las falsedades sobre Jacobo, a quien apellida "de Grattis", con doble T, ¡una grafía que no aparece en un solo documento histórico sobre el protagonista!

(Aunque suele confundírseles, este Capmany es distinto al político y jurista catalán Antonio Capmany [1742-1813], a quien dedicaron una célebre monografía, que fue Premio Francisco Elías de Tejada, Francisco José Fernández de la Cigoña y Estanislao Cantero Núñez.)

Capmany atribuye "galantería y libertinaje" y "duelos y amoríos" al Caballero de Gracia, pero está en parte desacreditado por dos historiadores de la capital de España como Hilario Peñasco (1857-1891) y Carlos Cambronero (1849-1913), quienes consideran que las fuentes de Capmany "parecen en algunos casos invención de gacetillero". Referidas al Caballero de Gracia, son "leyendas fantásticas que ha forjado la imaginación".

A la izquierda, el Caballero de Gracia; a la derecha, su distorsión zarzuelera; en el centro, el Oratorio de la Gran Vía madrileña.

Propaló esas invenciones un hijo del célebre periodista Mariano José de Larra (1809-1837), liberal y masón: Luis Mariano de Larra (1830-1901), quien en 1871 publicó el drama El Caballero de Gracia, fantaseando sobre la base del libro de Capmany para incrementar la leyenda negra del personaje.

Por último, la Guía de Madrid de 1876 del político también liberal y también masón Ángel Fernández de los Ríos (1821-1880) inventa que fue "gemelo en lo disoluto de Don Juan Tenorio".

Los porqués de la difamación

¿Hubo alguna intencionalidad en esta deliberada tergiversación de la vida del diplomático y sacerdote italiano dos siglos y medio después de su muerte? Sanabria y Pérez Arangüena señalan que la leyenda "rosa sucia, sentimental, sensual, falsa, burda... insultante... populachera y pegadiza" sobre el Caballero de Gracia "aúna tintes románticos, liberales, masónicos y anclericales".

¿Románticos? Tal vez se quiso fabricar un personaje de enigma y demasía que resultase para Madrid lo que para Sevilla el también malinterpretado Miguel de Mañara (1627-1679), con quien guarda ciertas semejanzas.

¿Liberales, masónicos y anticlericales? En la época en la que surgen las calumnias aún vive Sor Patrocinio, la Monja de las Llagas (1811-1891), perseguida por los liberales de izquierda (Salustiano Olózaga) y de derecha (Ramón María de Narváez), para cuya desesperación funda un convento tras otro. (Algo en lo que la historia acomuna a la monja y al Caballero.) Justo en una de las fundaciones de Jacobo de Gracia, el convento de concepcionistas franciscanas de la calle Blasco de Garay, Sor Patrocinio sufrió por primera vez los estigmas de la Pasión y fue detenida también por primera vez.

Una gran canción

Y para fatalidad del Caballero de Gracia, este sesgo ideológico contra su persona iba a propalarse aún más, esta vez sin malicia, por causa de la zarzuela La Gran Vía, estrenada en 1886 con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde y libreto de Felipe Pérez González.

En la obra, que hace referencia al proyecto de creación de la futura y emblemática avenida, las calles de Madrid son representadas por sus nombres respectivos... y al Caballero de Gracia le correspondió no solo cumplir el papel atribuido por la leyenda, sino además cantar un extraordinario vals destinado a hacer fortuna, consagrando su falsa identidad.


Representación de 'La Gran Vía'. A partir del minuto 5 se interpreta el 'Vals del Caballero de Gracia' de popularísimas notas para los amantes de la zarzuela y del madrileñismo más castizo.

El verdadero Caballero de Gracia

Pero, si ésa es la falsa identidad, ¿cuál es la auténtica? Jacobo de Gracia fue un hombre vinculado como diplomático a la Iglesia desde su juventud y hasta su avanzada ancianidad (vivió 102 años), y en particular a la figura del cardenal Giovanni Battista Castagna, el futuro Urbano VII, el Papa más breve de la Historia: un pontificado de trece días, del 15 al 27 de septiembre de 1590.

Nació en Módena en 1517 de familia pudiente, pero perdió a padre y madre en la adolescencia en un intervalo de tiempo muy corto. Aunque no hay documentación precisa, su trayectoria profesional posterior apunta necesariamente a que cursó estudios jurídicos. En Bolonia, en torno a 1546, conoció a Castagna, un poco más joven que él, con quien trabó una amistad que duraría siempre. Se convirtió en su secretario y administrador y le acompañó en todos sus encargos políticos por Europa hasta 1575, momento en el que se separan sus caminos porque Jacobo unió sus destinos a los de Madrid.

Ya habían estado en la capital entre 1565 y 1572, años en los que el futuro Urbano VII fue nuncio ante la Corte española. Por cierto, que de la importancia de dicha Corte en aquella época da cuenta un hecho: en la comitiva que acompañó a Castagna formaban parte (con la intención de influir en el famoso proceso de la Inquisición contra Bartolomé de Carranza, arzobispo de Toledo) otros dos futuros Papas, Ugo Boncompagni (Gregorio XIII) y Felice Peretti (Sixto V).

Ordenado caballero...

En esos años el Caballero de Gracia trabó una buena amistad con el rey Felipe II y con su hermana, Juana de Austria, madre del rey Sebastián de Portugal. Fue ella quien, en torno a 1570, solicitó le fuese concedido el hábito de la Orden de los Caballeros de Nuestro Señor Jesucristo, que llevó desde entonces y por el cual le conocemos hoy.

A partir de esa fecha comenzaron las siete fundaciones religiosas del Caballero de Gracia en Madrid: el Convento del Carmen, el Hospital de Italianos, el Colegio de Loreto, el Convento de Clérigos Menores, el Convento de la Concepción Franciscana, el Hospital de Convalecientes y la Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento, que se perpetúa hoy el Oratorio.


El Caballero de Gracia, en grabado de Bartolomé Vázquez de 1781.

...y ordenado sacerdote

En torno a 1587, Jacobo de Gracia, septuagenario, fue ordenado sacerdote. Toda su vida había transcurrido entre encargos y misiones vinculados a la Iglesia, pero gozando del placer de una vida social de la que formaba parte preeminente. Coherente sin embargo con su nuevo estado, suprimió relaciones sociales y se concentró en su labor sacramental y de caridad y en fomentar la devoción al Santísimo Sacramento. Testigos confirman la devoción con la que celebraba misa, el esmero en la preparación de sus sermones y las horas y horas que pasaba en el confesionario.

Sólo consta de él santidad de vida, y sin embargo se vio envuelto en algunos feos asuntos y acusaciones en la nunciatura y en su propia fundación de Clérigos Menores (nada que ver, en cualquier caso, con la leyenda antes descrita): Sanabria y Pérez Arangüena los atribuyen a enemigos ancestrales y personas a quienes había ayudado, disgustos que le llegaron cuando, ya octogenario, lejos de un merecido descanso seguía volcado en ocupaciones de gran trascendencia social.

Santo truncado

Su proceso de beatificación se abrió muy pronto, y presidió la primera sesión, el 1 de octubre de 1623, nada menos que San Simón de Rojas (1552-1624). La fase diocesana terminó en 1644, con un examen del cuerpo que lo halló incorrupto. A partir de ahí, la rivalidad entre las distintas fundaciones del Caballero de Gracia resultó en una incomprensible desidia hacia la documentación recabada en el proceso, que acabó desapareciendo. Como tal figura oficialmente desde 1748: "En paradero desconocido o, con elevada probabilidad destruida", afirman los autores de El Caballero de Gracia. Vida y leyenda.



El vídeo ofrece una panorámica histórica sobre el Caballero de Gracia y el Oratorio y sobre algunas de las actividades que allí se realizan.

En 1836 sus restos fueron trasladados al Oratorio, donde hoy se encuentran. Ante él intentan hoy sus devotos que las oraciones se conviertan en intercesiones y éstas en favores y milagros que aceleren un proceso que se concluyó en fase diocesana el 7 de noviembre de 2019.

He aquí la oración prevista al efecto, por si alguien quiere confiar sus intenciones a un hombre que, como gestor de asuntos delicados para la Iglesia y para la Corona, para la Santa Sede y para la Corte del gran Felipe, acreditó en vida una eficacia proverbial. ¿Va a ser menor en el cielo?

Oración

Señor Jesús, que concediste al Caballero de Gracia un gran amor a la Iglesia y a la Eucaristía, que le llevó a dedicar toda su vida a tu servicio en misiones diplomáticas en diversos países de Europa y particularmente en España, a promover abundantes fundaciones y obras de beneficencia a favor de los más necesitados y a difundir la devoción eucarística: haz que, siguiendo su ejemplo, te adoremos y te recibamos con frecuencia en el Santísimo Sacramento, te sirvamos en nuestra vida ordinaria de trabajo y de familia, y te demos a conocer a todos los hombres. Dígnate glorificar a tu siervo Jacobo y concédeme por su intercesión el favor que te pido: (pídase). Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

[Artículo publicado en ReL el 13 de febrero de 2017, con motivo del quinto centenario del nacimiento del Caballero de Gracia, y actualizado.]