Desde hace pocas fechas se encuentra en las librerías una Historia desconocida del descubrimiento de América (Sekotia/Almuzara) de la que es autor Luis Antequera, bloguero en ReL y director en Radio María del podcast Esto no es una semana cualquiera.

Se trata de una visión singular de la epopeya del Descubrimiento, que no lo fue solo de América, como se encarga de subrayar, sino, en aguas y tierra, de más de la mitad del planeta. De hecho, la gran aportación de estas páginas es la perspectiva de la dimensión de lo que hizo España.

Aunque centrada sobre todo en los aspectos de conquista, exploración y navegación, esta obra recuerda el valor de la evangelización como uno de los grandes beneficios allí dejados, merced a lo cual el cristianismo es "la religión que profesan uno de cada tres habitantes del planeta". Consecuencia de la labor de los misioneros fue "despojar a los habitantes americanos de las religiones opresoras y supersticiosas que profesaban, fundamentadas en los sacrificios humanos y la antropofagia; y proveerles, por el contrario, de la religión que ha hecho posible lo derechos individuales, la responsabilidad individual, la libertad de los seres humanos y, finalmente, sobre esos tres pilares, la democracia".

Por todo ello, a Antequera no le extraña la potencia de la Leyenda Negra antiespañola.

-¿A qué causas se debe esa Leyenda Negra?

-La Leyenda Negra de la que goza España no es algo que deba producir escándalo a nadie. Todos los países tienen la leyenda negra que corresponde a su poderío en la historia, y por esa misma razón, la leyenda negra de España es la mayor de todas. Es normal, un mecanismo de defensa como otro cualquiera contra el poderoso por el solo hecho de serlo. Lo que es extraño de la leyenda negra española -más que extraño diría, incluso, alarmante-, es la excelente acogida que esa leyenda negra recibe entre los propios españoles. Lo cual tiene un efecto devastador para nosotros, para nuestra convivencia, para nuestra autoconfianza, tanto personal como nacional. Y no sólo eso, sino que anima al que inventa y promueve la leyenda negra a seguir ahondando en ella y producir nuevos “engendros”.

-Para introducirnos en el Descubrimiento de América usted arranca en la caída de Constantinopla en 1453. ¿Por qué?

 -Cuando el sultán otomano Mehmet II conquista Constantinopla, cierra la ruta de la seda que proveía a Europa de los lujosos productos que venían entonces del oriente, y particularmente de China –especias, porcelana, seda, perlas, joyas, metales preciosos- y pasaba inexorablemente por Constantinopla, por todo el territorio hoy día turco. Mehmet II podría haber sacado un gran beneficio de ese comercio, pero no lo promueve, sino que lo cierra, lo que es un grave error desde todo punto de vista. Eso obliga a los europeos a buscar rutas alternativas, y dos de las potencias emergentes del sur de Europa se ponen seriamente a la labor: España y Portugal.

-¿Cómo se reparten la tarea?

-Portugal explora y completa la ruta marítima que baja caboteando por el oeste del continente africano, dobla en el cabo de Buena Esperanza, sigue caboteando ahora por el este del continente africano y al llegar a la altura de Malindi, en la actual Kenia, arranca hacia las costas indias. A España le queda la otra ruta, mucho más difícil, pero a la postre, como la historia demostrará, mucho más enriquecedora, mucho más importante, mucho más “brillante”: la llegada a las costas orientales asiática navegando hacia occidente. Un proyecto, -y esto es importante resaltarlo- que no se abandona en ningún momento, aun cuando los españoles “se tropiecen” con esa barrera infranqueable que representa América, un muro inexpugnable que atraviesa el planeta de norte a sur. Desde este punto de vista ¿te das cuenta? ¡América sólo fue un obstáculo! ¡Un hermoso y maravilloso obstáculo, pero no otra cosa que un obstáculo!

-¿De dónde viene esa historia de que Colón era el único que creía que la tierra era esférica?

 -Puede que el vulgo iletrado del Medievo e incluso del Renacimiento pudiera pensar que la tierra era plana. Pero nadie, repito nadie, entre las personas verdaderamente implicadas en el tema –geógrafos, astrónomos, marinos, navegantes, pescadores, intelectuales de todo tipo- ignoraba que la Tierra era redonda. El conocimiento de la esfericidad de la Tierra es muy antiguo en la historia, reconocido ya por los sabios griegos de los siglos VIII y VIII antes de Cristo.

"Historia desconocida del Descubrimiento de América": Luis Antequera ofrece una visión de la proeza española en América y en el Pacífico que permite calibrar su asombrosa dimensión.

-¿Y la Biblia?

-Contrariamente a lo que interesadamente se sostiene, tampoco en la Biblia se dice que la tierra sea plana. Pero el mito sirve una vez más a los negrolegendistas para crear un episodio más de la Leyenda Negra, de los más defendidos y difundidos: aquél según el cual, Colón se devanaba los sesos intentando hacer comprender a una serie de bárbaros iletrados con sotana que la tierra era redonda, y que navegando hacia occidente se podía llegar a las costas orientales de Asia, mientras curas y frailes lo condenaban a la hoguera escandalizados por sostener ideas tan heréticas… ¡Esto se ha llegado a escribir!

-Pero el proyecto de Colón sí suscitó discusión...

-La verdad es que lo que en Salamanca se discute no es si la Tierra es redonda o plana, se discuten las dimensiones de su diámetro y su circunferencia. Y mientras Colón defiende unas dimensiones más reducidas de la Tierra –y evidentemente erradas- para hacer más viable el periplo que propone realizar, los sabios salmantinos le ponen los pies en la Tierra y le hacen ver que el viaje que propone es mucho más largo y difícil de lo que él sostiene, y de que aún no se dispone de los medios necesarios para acometerlo.

»Al final, unos intrépidos Reyes Católicos deciden acometer el quimérico periplo, y sólo la afortunada circunstancia de que en medio estuviera América hace posible el éxito total de la expedición. De no haber sido por ello, nunca habríamos vuelto a saber ni de Colón ni de ninguno de sus acompañantes, perdidos y devorados por las crueles aguas del Atlántico.

-Cuando Colón decide volver tras su primer viaje, queda atrás un gran misterio del Descubrimiento...

-Efectivamente, la circunstancia de que la nao Santa María encallara estando ya en las islas americanas lleva a la idea de construir con sus restos (y con algo más que sus restos) un fuerte, y que en él queden una cuarentena de marineros, esperando el regreso de Colón en una próxima ocasión, para iniciar una rápida colonización y poblamiento del lugar. Lo cierto es que cuando en 1493 Colón regrese a esas tierras, del fuerte Navidad no queda nada y tampoco de sus hombres.

-¿Se sabe algo de lo que pudo pasar?

-Se ha intentado reconstruir lo acontecido, parece lo más probable que la relación entre aquellos españoles y aquellos indígenas no fuera buena, pero es poco más lo que se puede decir sobre el tema: simplemente que aquel primer intento de poblar América no se saldó con el éxito.

-Su libro hace especial hincapié en la conquista del Pacífico. ¿Por qué con ella se culminó la intención inicial de Colón?

-En mi libro intento aportar una serie de ideas para reenfocar los descubrimientos españoles que se producen entre los siglos XV y XVIII y poner el titánico trabajo en sus correctas dimensiones, muy superiores a las que hoy manjean los historiadores, todos, negrolegendistas y no negrolegendistas. La principal de todas ellas es ésta, que te pido transcribas con negrita: España no descubrió América, España descubrió más de medio planeta, para ser exactos un 57% del mismo, es decir, todo aquello, tierras y aguas, que va desde las Canarias hasta las Molucas. Ello implica al menos, seis grandes descubrimientos, de los que el de América es sólo uno de ellos. 

-¿Por qué los españoles, que descubrieron el Paso del Sur, no intentaron el Paso del Norte?

-Es una de las grandes preguntas, pero su respuesta, cuando se miran los hechos en perspectiva, se aparece pronto al observador avezado. El proyecto español que en ningún momento se abandona -y esto es importante señalarlo- es llegar a las islas de la especiería en las costas orientales de Asia. Y esas islas se hallan al sur, son las Molucas y otras. Por lo tanto, la manera más viable y racional de llegar a ellas es buscar un paso en el sur. Hacerlo por el norte sólo contribuiría a alargar el viaje. De hecho, si te fijas, la conquista de América por agua va mucho más deprisa que la conquista de América por tierra. Mientras al paso sur, en el extremo sur del continente, se llega por agua en 1520, a Perú ¡a Perú, no a la Patagonia! sólo se llega en 1532, y la conquista de Chile será larguísima, probablemente el episodio más difícil de la conquista española de América.

»Una vez más, sonríe la suerte a los españoles, pues al hacerlo así, y no con poco esfuerzo (treinta años va a llevar consumar y cumplir con el proyecto inicial, llegar a las islas de la especiería), se encuentra el único paso viable para cruzar del Atlántico al Pacífico, el que halla Magallanes conocido hoy como Estrecho de Magallanes, (y otros, pero todos ellos en el sur, que se hallarán después). El paso del norte, que también se hallará tiempo después, y con importantes aportaciones españolas igualmente, es prácticamente inviable, ocho o diez veces más largo y cerrado por los hielos prácticamente once de los doce meses del año.

-¿Qué término expresa mejor lo que hizo España en esa época? ¿Descubrimiento o Encuentro?

-Descubrimiento sí, encuentro no. Un encuentro habría implicado una actividad bilateral por parte de las dos facciones que pretenden encontrarse, y eso no se produjo. Fue España la que salió el encuentro, fue España la que lo consiguió sin que la otra parte pusiera nada de su esfuerzo, y sin que ni siquiera fuera consciente de los hechos. Para los navegantes españoles el hecho fue una causalidad, para los indígenas americanos, una casualidad.

»Suele decirse que los navegantes españoles no descubrieron nada porque ya lo habían descubierto los americanos que se hallaban en el continente. Eso sería como sostener que tampoco Pasteur descubrió la rabia, porque fueron los enfermos que la padecían los que la habían descubierto antes que él.

»Otros sostienen que Colón no descubrió América porque América ya la había descubierto un vikingo por nombre Leif Eriksson siglos antes. A esos les digo yo que incluso antes que Leif Eriksson ya pudieron haber estado en América pescadores vascos, gallegos o escoceses, aprovechándose de sus ricos caladeros. O incluso, como sostiene algún historiador aún más osado, alguna flotilla fenicia salida también, curiosamente, de Andalucía, más concretamente de Cádiz. La tesis vikinga ni siquiera goza de una autenticidad histórica completa, pero aunque el hecho hubiera tenido lugar, Eriksson y sus muchachos no descubren nada. Eriksson pasa por allí, no es muy consciente de donde ha estado, no cartografía, no da nombre a los lugares, no informa, no persevera en el hallazgo, no coloniza, no urbaniza, no pretende sacar mayores conclusiones del viaje ni darle continuidad alguna. Se diría que ni sabe dónde ha estado, Los que sostienen que es Eriksson el que descubre América confunden “descubrir” con “estar”, son cosas diferentes