La presencia del sacerdote en el campo de batalla es una de las estampas más emocionantes de la labor de los capellanes militares a lo largo de la historia. Desde hace siglos han acompañado a las tropas para oficiar misa de campaña en cuanto un alto en el combate lo permite, o administrar la extremaunción o incluso escuchar una confesión bajo el fuego cruzado, sin temor al fuego amigo o enemigo.

Del blog New Liturgical Movement hemos tomado las siguientes imágenes, testimonio elocuente de lo dicho. Proceden de diversos lugares, momentos y ejércitos. En algún caso, de ejércitos enfrentados en ese instante, que se preparaban para, en caso de morir en la gracia de Dios que pedían en el sacrificio de la misa, soltar el arma en el cielo para abrazar al adversario.