El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), que da resultados más que extraños desde que lo dirige el militante socialista José Félix Tezanos insiste en su barómetro de marzo de 2021 que a lo largo de un sólo año, y además año de pandemia, el porcentaje de católicos en España ha bajado en 7 puntos, lo que sería su bajón más grande en décadas y contrario a la tendencia habitual (descendía 1 punto al año, o menos), mientras mezcla ateos, agnósticos e indiferentes.

Ya en trimestres anteriores apuntó ese bajón inexplicable, precisamente cuando estudios internacionales señalan que con la pandemia ha crecido la religiosidad de los españoles. Los 90.000 o 100.000 fallecidos por el coronavirus o sus efectos colaterales en España, aunque fueran personas mayores y más religiosas, no justifican este bajón más que sospechoso en un país de 47 millones de habitantes.

Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que según este CIS de marzo de 2021, los que dicen que votaron al PP, Vox y Ciudadanos en 2019 suman un 30%, cuando en la vida real, en las elecciones de 2019, sumaron un 43% de los votos. Solo un 8% de los 3.300 encuestados admite haber votado Vox, cuando en la vida real lo hicieron un 15% de votantes. Es un ejemplo de las limitaciones del CIS de Tezanos.

Así, vale la pena ser escéptico también con sus datos sobre religiosidad, según los cuales:

- en marzo de 2020, el 66,8% de españoles se declaran católicos
- un año después, en marzo de 2021, ¡sólo un 60% se declaran católicos!
- en septiembre de 2018 los católicos eran un 68% y en septiembre de 2019 eran un 69%.

Desde luego, la pandemia no ha hecho perder la fe a los católicos en un año, puesto que, como señala una macroencuesta del Pew Research Center (ReL la detalla aquí) en España, el 16% de la población declara que su fe ha aumentado durante la pandemia, y sólo un 5% declara que ha disminuido (en Italia las cifras son casi idénticas).

Incluso el CIS tiene que admitir ese crecimiento en la religiosidad de los ya creyentes: sus datos dicen que en marzo de 2020, de entre los que se declaran creyentes, van a los oficios alguna vez al mes o más un 19,4%. En cambio, en marzo de 2021, tras un año de pandemia, de entre los que se declaran creyentes, van a los oficios alguna vez al mes o más un 26,9%: los practicantes han aumentado 7 puntos en un año.

José Félix Tezanos, militante socialista y director del Centro de Investigaciones Sociológicas

Así, según el CIS de marzo de 2021 (3.300 encuestados), y -parecería- siguiendo consignas políticas de que los católicos no superen nunca el 60%, la religiosidad en España sería, de creérnosla:

- Católico practicante 18,8%
- Católico no practicante 41,2%
- Otra religión 2,2%
- Agnóstico, indiferente, ateo, 36,2%

Entre los que declaran ser creyentes, acuden a los oficios religiosos:

- Casi nunca 54%
- Varias veces al año 17%
- Alguna vez al mes 9%
- Casi cada domingo 14,6%
- Varias veces a la semana 3,1%

CIS de marzo de 2020, con 7 puntos más católicos que un año después: dudoso e inexplicable

 

Preguntas sobre el coronavirus y la religión... muchas inútiles

Este CIS de marzo de 2020 es peculiar por sus numerosas preguntas sobre religiosidad y actitud ante el coronavirus, muchas de ellas más bien absurdas o irrelevantes. En la mayoría de las cosas, los católicos practicantes y los ateos o agnósticos piensan casi igual, o las diferencias parecen relacionadas con la edad de los católicos, más ancianos.

Sobre las medidas anti-coronavirus, un tercio de los no religiosos creen que está bien seguir con las medidas actuales, mientras que sólo un cuarto de los católicos practicantes están de acuerdo. La mitad de los católicos practicantes (quizá por ser población más anciana, o por ser personas más disciplinadas y metódicas) creen que hay que tomar medidas más exigentes.

Además, los católicos practicantes son los más pesimistas sobre la pandemia: un 15,5% dice que "lo peor está por llegar", mientras que sólo un 11,3% de no creyentes dice eso. Para el 50% de los no creyentes, "lo peor ya ha pasado"; sólo un 40% de católicos practicantes cree que lo peor ha pasado

El CIS hace unas estrambóticas preguntas sobre síntomas de salud experimentados durante la pandemia según grado de religiosidad, cuya utilidad es desconcertante. ¿De qué sirve saber que de los 150 católicos practicantes encuestados que contactaron con servicios sanitarios un 9% tenía dolor de garganta y un 15% cansancio, mientras que de 405 no creyentes declaraban dolor de garganta un 13,4% y cansancio sólo el 11%? ¿Cantar en misa protege contra el dolor de garganta durante las pandemias pero cansa más? Tanto el tema como la pequeñez de las muestras (insistamos, 150 católicos practicantes con molestias de salud) lo hacen irrelevante.

Puede ser más útil -pero poco- saber que un 19% de católicos practicantes y un 22% de no creyentes, al acudir a servicios sanitarios, recibieron una atención, mala, muy mala o regular.

A 120 católicos practicantes encuestados, que acudieron con síntomas, les hicieron la prueba del coronavirus: tenían el virus un 43%. También se la hicieron a 303 no creyentes: tenían el virus un 27%. Es dudoso que se pueda sacar alguna conclusión útil de esos datos.

Los católicos, más dispuestos a vacunarse que los no creyentes

Un dato más interesante es que los católicos están muy dispuestos a vacunarse, más que los no creyentes. Un 5,9% de no creyentes dicen claramente que no piensan vacunarse, mientras que sólo un 4,2% de católicos practicantes se niegan a vacunarse. Las causas para no vacunarse no son representativas, ya que sólo responden 30 católicos practicantes y 80 no creyentes.

Los católicos practicantes y los no creyentes coinciden a la hora de valorar el civismo de los españoles en pandemia: un tercio en ambos colectivos piensa que la mayoría de españoles es incívica e indisciplinada, mientras que un 60% considera que la mayoría de españoles actúa responsablemente.

¿A quién afecta más la pandemia en su vida persona, a los practicantes o a los no creyentes? Según lo que responden al CIS, les afecta exactamente igual: un 64% de ambos colectivos dice que le está afectando "mucho" o "bastante".

Hay una diferencia cuando les preguntan cómo les afecta en las relaciones sociales: un 68% de católicos practicantes dice que les está afectando "mucho o bastante", mientras que entre los no creyentes son un 79% los que dicen que les afecta "mucho o bastante". (Parece contraintuitivo, teniendo en cuenta las limitaciones a las misas durante un año).

Al detallar más qué tipo de problemas y miedos les suscita la pandemia ("en qué aspectos le está afectando") los practicantes y los no creyentes responden casi lo mismo: a los practicantes les molesta un poco más "por el miedo a contagiar o contagiarse" y a los no religiosos les molesta un poco más por sus efectos en el trabajo y los estudios. Encaja con el hecho de que el colectivo católico practicante es más envejecido. En lo demás, coinciden.

Los católicos se encierran más, y están peor económicamente

Cuando se les pregunta por las medidas caseras que adoptan contra el coronavirus, los católicos practicantes (quizá por ser de mayor edad) son más dados a quedarse prácticamente en aislamiento (28%) y no salir para casi nada (un 7%), mientras que entre los no creyentes sólo un 20 y un 2% se encierran tanto. El 43% de los no creyentes habla, simplemente, de que decide "salir menos", que es mucho menos estricto.

Cuando se les pregunta su situación económica, se constata que los católicos practicantes lo pasan peor: un 43,6% declara que su situación económica es regular, mala o muy mala, mientras que entre los no religiosos sólo lo declaran un 25%. En ambos colectivos, un 6% dice que su situación es muy mala.

Las plagas de España son 3: el paro, el virus y los políticos

Cuando se les pregunta los 3 peores problemas de España, casi nadie responde "la inmigración" o "la violencia de género", pese a ser temas muy mencionados por los políticos españoles. Tanto los religiosos como los no religiosos coinciden en señalar que los problemas son: el coronavirus, el paro y los políticos.

La encuesta no incluye ninguna pregunta directa sobre la influencia de la pandemia en la vida espiritual, religiosa o de oración, ni sobre lo inverso, la influencia de la vida espiritual o de oración en las personas durante la pandemia. Lo espiritual es invisible y no interesa nada a los encuestadores del CIS.

La encuesta incluye muchas preguntas sobre relación entre religiosidad, autodefinición política e intención de voto, que amerita su propio análisis, aunque quedan muchas bastante caducadas, ya que las encuestas se hicieron los primeros días de marzo, antes de la ruptura del PP con Ciudadanos, la convocatoria a elecciones en la región de Madrid, la candidatura de Pablo Iglesias a la región de Madrid y el previsible bajón de Ciudadanos en intenciones de voto. Con todo, merecerá su propio análisis.

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