Hay algo que no había escrito y es lo que me pasa cada vez que veo algún video de Juan Pablo II en cualquiera de sus etapas. Hace poco, me di cuenta de que, desde luego, no soy el único y por eso quise dedicarle unas líneas del blog.

Fuente de la imagen: Vaticannews. 

Al verlo, me transmite muchas cosas pero, de entre todas ellas, es como si me reiniciara o me “cambiaran la batería”. Me da fuerza, ánimo, vitalidad, capacidad de respuesta. Todo, centrado en Jesús por las manos de María.

¿Qué demuestra esto? Que Juan Pablo II, como santo, continúa intercediendo por nosotros. No lo escribo en plan nostalgia de pontificados pasados porque creo que eso es un error ya que ancla en el pasado y la fe es siempre un camino hacia adelante, sino como una lectura actual de su legado. Es un intercesor y de los grandes; sobre todo, para los que trabajamos en favor de la educación de las nuevas generaciones a las que él les dedicó las Jornadas Mundiales de la Juventud.

¿Qué nos enseña hoy Juan Pablo II? Primero, vivir la fe en profundidad. Segundo, ser católicos que sepamos disfrutar de lo sano que la vida nos ofrece (como cuando esquiaba) y tercero, apostar por la nueva evangelización. Es decir, mismo fondo pero de diferente manera. Sin duda, verlo conmueve, anima, lanza y compromete. Le da color a un panorama que no siempre es fácil. Un grande de la fe.