La Fundación Kolbe, fundada por Paco Segarra y que agrupa a publicistas católicos, ha lanzado excelentes campañas de enorme creatividad. La frase de una de ellas “practica un deporte de riesgo: anuncia el Evangelio” me vino inmediatamente a la mente al pensar cómo podía vincular a este blog, en el que me he comprometido a hablar de deporte, la triste noticia que recibí el sábado por la mañana, a través de un SMS que me envió mi gran amigo Juan Luis Villabriga.

El equipo de mis hijas había concluido un magistral partido de fútbol sala, viniendo de atrás en la segunda parte para acabar ganando por 4 a 2 y clasificarse a la gran final del campeonato escolar de Barcelona de la categoría Infantil. Escuché que tenía un mensaje en el teléfono y leí atónito que, debido a un ataque al corazón, había muerto Don Enrique Sorando, Vicario Episcopal de la Diócesis de Teruel y Albarracín. Dos sensaciones me embargaron: sin duda iba a extrañar a Don Enrique, quien, por otro lado, había recibido ya el abrazo de bienvenida a la casa del Padre.

Como ya he explicado alguna vez, mi familia lleva siete años yendo de Misiones en Semana Santa. De hecho, mi hija pequeña, Blanca, tiene un año menos (6) que misiones de Semana Santa en las que ha participado (7). Tras realizar nuestro debut misionero en Villasana de Mena, provincia de Burgos, en 2004, comenzamos a ir, un año después, a la hermosa Sierra de Albarracín, donde fuimos introducidos en esos pequeños pueblos por Don Enrique.

Este año, como Juan Luis y su mujer, Ana, no pudieron ir pues acababan de tener su tercera hija, nos pidieron a mí y a Loles que fungiéramos de responsables de nuestro grupo misionero, compuesto por unas diez familias. Juan Luis, además de aventurero, es un "inconsciente", porque en mi familia siempre nos hemos destacado por ser un verdadero desastre. Pero al final, entre el inmenso apoyo del Espíritu Santo y la paciencia de todos, especialmente de veteranos con tres o más Misiones en sus alforjas, como Cristina y Fernando, Rubén y Fátima, Ramón y María Dolores, Jordi y Xenia y Quique y Natalia, las cosas salieron estupendamente.

Ir de responsables nos permitió tener un trato más cercano con Don Enrique. Él nos asignaba los pueblos de los que teníamos que hacernos cargo y, a pesar de ir de un lado para otro con ya 70 años cumplidos (Via Crucis en Albarracín, Misa en las Dominicas, preparar la procesión del Encuentro en Moscardón…), encontraba tiempo para acercarnos el Santísimo y que pudiéramos hacer la Adoración al Monumento el jueves por la noche.

Durante el año, siempre nos hacen preguntas como ¿por qué vais de Misiones? ¿Misiones en España? Sí, Misiones en una España en la que hacen falta sacerdotes ¡quién lo fuera a decir! Y la respuesta la he aprendido con el tiempo, con los años de ir a esos maravillosos parajes de la Sierra de Albarracín que -qué os voy a decir- me tiran mucho porque mi suegro es de la provincia de Teruel.

No vamos de Misiones por ser más cada año ni por la gran experiencia familiar que eso supone (que también, por supuesto). Vamos de Misiones porque, si nosotros no fuéramos, la gente de algunos pueblos de esa zona no podría tener Santos Oficios. Y vamos de Misiones simplemente para hacer compañía, un valor que está muy poco en alza, porque se nos ha olvidado que es esencial en la vida de un cristiano.

Hacer compañía a una serie de sacerdotes dignos de toda mi admiración, como Juan Pablo, Juan Fran, Paco, Avelino, Javier, Juan Alberto y Don Enrique, que no dudan un momento en coger el coche aunque esté nevando, aunque se pueda cruzar un ciervo por el camino en una gélida noche invernal, para practicar ese gran deporte de riesgo que aman con todo su corazón: anunciar el Evangelio.

Os dejo en el siguiente link, impresionantes testimonios de quienes conocieron muy de cerca a Don Enrique:

http://www.diocesisdeteruel.org/noticiasenriquesorando10.html