De modo que, en la solapa de su libro podemos leer:

«REGINA GARCÍA, destacada oradora y propagandista del Partido Socialista Obrero, desempeñó durante la República cargos públicos de suma importancia. Durante nuestra guerra fue jefe de Propaganda y Prensa del Comisariato Político Central y del Estado Mayor del tristemente célebre general Miaja. Atea y materialista, se convirtió al catolicismo en los primeros meses de la guerra, y en estas desgarradoras confesiones que constituyen el libro YO HE SIDO MARXISTA, pone de manifiesto toda la podredumbre moral de los dirigentes rojos españoles.

La primera edición de este libro se agotó rápidamente. En esta segunda edición (1952), corregida y ampliada por la propia autora, con datos de sumo interés inéditos en la primera edición (1946), puede el lector contemplar el horrible cuadro de la vesania marxista, relatado con toda sinceridad por una mujer inteligente».

Enseguida:

«Dedico este libro a la santa memoria de mi madre, mártir por Dios y por España. Fervorosamente. Regina».

Inmediatamente nos damos de a quién tenemos ante nosotros. No todo el mundo puede expresarse así... La solapa habla de “una mujer inteligente”. Leed por vosotros mismos.

PALABRAS PREVIAS

«Es tan fácil como arriesgado escribir en primera persona.

Fácil, porque no se necesita excitar la imaginación ni poner en ejercicio la facultad creadora. Basta dejar que el macillo del recuerdo bata el disco de la sensibilidad para que, a su vibración, despierten y acudan, como al son de un tan-tan primario, los entes que duermen en nuestra selva interior.

Y es arriesgado escribir en primera persona, porque no cabe más que una posición: la de absoluta sinceridad; y en ella, unas veces pareces seres ultravanidosos que se apuntan tantos de ventaja, como en otras ocasiones podemos ofrecer el espectáculo lamentable de nuestras caídas.

Sin embargo, yo -he aquí la primera persona- estimé preferible esta forma de expresión que obliga a una mayor franqueza y dará más interés a lo que tengo que decir de la pasión, muerte y resurrección de España, que ha sido también la de mi propia alma, ligada tan íntimamente mi vida a la de mi Patria, cual lo está la de una hija entrañable a la de su entrañable madre.

Si valía o no la pena desnudarse en público como en este libro lo haré, ha de decirlo quien hasta el final me leyere, si es que alguien lo hace. Yo lo escribió por necesidad espiritual y por imperativo de conciencia. De vez en cuando es preciso hacer una confesión general que nos deje limpios y en paz interior. Eso es para mí este libro; pública confesión general de pasados errores, y es también un “alerta” a quien quiera oírlo, contra las voces de las sirenas marxistas, tan complacidamente escuchadas por quienes desconocen su falacia y no han padecido en propia carne el desgarramiento de las crueles zarpas del monstruo.

Lo que nadie hallará aquí serán exageraciones ni falsedades. Se podré tildar a este libro, tal vez, de demasiado realista, pero no de deformar la verdad ni en una sola de sus líneas».

Los nueve primeros capítulos del libro son un recorrido sobre su vida hasta mayo de 1936. 

En www.labibliotecafantasma.es/cartadebatalla/regina-garcia/ encontramos lo que de sí misma escribe Regina para la revista Lecturas (enero de 1932):

¿COMO SOY YO? Original es la preguntita y no ciertamente muy fácil de contestar. En seguida se me ocurre preguntar a mi vez: ¿Vista por dentro, o vista por fuera? De las dos maneras creemos todos los mortales conocernos bien, y siempre sucede que son los demás los que mejor nos conocen. El paisaje no puede contemplarse a sí mismo; pero vamos a hacer un esfuerzo de desplazamiento íntimo, y ver de contemplarnos y retratarnos, cediendo al amable requerimiento del director de LECTURAS, que no cesa ni descansa en la labor bien lograda de dar a esta revista la máxima animación.

Externamente, ahí va esa foto a la que poco he de añadir: un metro cincuenta y seis de estatura; cincuenta y cinco quilos de peso; cabellos rubiorrojizos, ojos negros, y tez demodé; esto es, excesivamente blanca.

Interiormente, una sempiterna soñadora que no han logrado despertar las agrias realidades de una vida de lucha sin descanso; un ferviente anhelo de una vida mejor, pero no al estilo de los místicos, sino al de los maestros Marx y Engels: una vida mejor dentro de este planeta, y conseguida por el esfuerzo colectivo de la humanidad en pleno. Un temperamento en exceso afectivo y apasionado. Un carácter vivaz y un genio pronto y variable, a veces suave y a veces violento. Una ambición sin límites y una generosidad igual a la ambición. ¡Ah, y una sensibilidad casi enfermiza, vibrante a todo choque estético y a toda conmoción moral!

Además, sencilla y orgullosa a un tiempo, presumida, amiga de compostura y adorno y con una falta de sentido práctico realmente espantosa.

¿Datos biográficos? Ahí van algunos.

De origen modesto, huérfana desde la primera infancia, obligada a ganarme la vida desde los diez y siete años, y viviendo sola y emancipada de toda tutela desde esa temprana edad. Estudios un poco de aluvión, luego en una normal de maestras, después lecturas y más lecturas, y ahora emborronar cuartillas y hablar en público, cuando hay quien escuche discursos y conferencias.

Y a todo esto, encantada de la vida, y con un excelente concepto de los hombres, a los que considero la parte mejor, la mitad más noble de la Humanidad.

El autor de dicha web escribe también:

«La única fotografía conocida de Regina García, la autora de Yo he sido marxista, es la que presentaba la Fundación Pablo Iglesias en su web. He encontrado la fuente original y he podido copiarla con una mayor resolución. La fotografía proviene de la revista Lecturas de enero de 1932».

La misma foto salió en otra publicación que se llamaba Transporte, en junio de 1932. Aunque, en la primera entrega, hemos publicado una foto de la revista Mujer, del 11 de julio de 1931.