Continúo con esta segunda parte prometida sobre las motivaciones del aborto, que obviamente no agotan la casuística particular de cada caso, pero creo que dan una buena idea de conjunto.

Las mujeres abortan “porque pueden”. Parece una evidencia, pero no lo es. Cuando algo es ilegal la inmensa mayoría de la gente no lo hace, siempre habrá un porcentaje de gente que igualmente lo haga de forma clandestina, pero no será algo generalizado. Nunca podremos llegar a un nivel cero de ningún delito, eso es algo que está en la naturaleza humana caída. Por más que el asesinato sea un delito siempre los habrá, desde Caín hasta hoy, pero no de manera legal, sistemática y promovida como es el aborto. Y es que la ley tiene un papel disuasorio y un papel pedagógico. Disuasorio porque no hago algo que este penado por miedo a la acción de la justicia y pedagógico porque asumo que si algo es legal está bien y lo puedo hacer. Aborto porque es mi derecho y puedo hacerlo. Yo noté, cuando aprobaron la ley del año 2010 en el que aborto en las primeras semanas era a petición y no con un causal, cómo esto cambio la mentalidad de las personas: ya no es algo que solo puedo hacer si está justificado y que es un delito despenalizado, sino que lo hago porque puedo y es mi derecho: es devastador.

Las personas abortan “porque se lo proponen como opción”, a menudo como única opción. A pesar de que nos lo venden como una decisión libre y una decisión de la mujer esto es radicalmente falso. En la mayoría de las ocasiones la “decisión” viene propuesta por otras personas, desde el propio médico de familia o la amiga que le pregunta: ¿Qué vas a hacer? Esa aparentemente inocente pregunta ya es en sí misma una proposición de aborto y que introduce el gusano de la duda y de la supuesta opción. En muchas ocasiones no es solo eso sino una recomendación clara y explicita de abortar por parte de su pareja, madre, entorno social y familiar... y en otras es un claro chantaje. La estadística lo dice, muchas mujeres abortan porque es lo que su entorno espera de ellas, porque es lo que su entorno le dice que es lo bueno para ella y para los demás. Porque es lo mejor para todos.

Conozco matrimonios que jamás se hubieran planteado abortar, pero de repente el médico les dice que hay posibilidades de que venga con síndrome de Down y que pueden abortar y se plantean algo impensable en un primer momento.

Es la labor de la serpiente del Génesis, se entra en diálogo con el mal y el mal que es más listo que tú, que estás a por uvas, te convence de que todo es por tu bien, te lo presenta como una opción lícita y conveniente hasta que caes y, una vez que caes, te acusa y te das cuenta de que te han engañado y de las consecuencias de lo que has hecho.

Las mujeres abortan “porque tienen miedo”. Ni qué decir tiene el poder del miedo que nos ha sido más que puesto de manifiesto en estos últimos casi tres años. El miedo es el arma más poderosa para conseguir que alguien haga cualquier cosa, por absurda o perversa que esta sea. Pues cuando una persona se encuentra ante un embarazo imprevisto o ante un embarazo planificado cuando le diagnostican una posible enfermedad o anomalía fetal siente miedo y ansiedad. De repente su mundo se le viene abajo, le entra un agobio tremendo, entra en pánico: ”¿Cómo voy a sacar adelante a este niño si aún soy tan joven? ¿cómo voy a criar a un niño discapacitado? ¿cómo nos vamos a permitir tener un hijo si estamos los dos en paro? ¿cómo voy a tener un hijo de esta pareja si apenas llevamos un mes saliendo? ¿cómo voy a terminar los estudios? ¿cómo voy a mantener otro hijo si no llego ni a fin de mes? ¿cómo voy a decirle a mi jefe que estoy embarazada si apenas hace 3 meses que empecé en este trabajo?”… Y así hasta el infinito y más allá; esto agravado por las hormonas revueltas del primer trimestre de embarazo. Y de repente, la huida hacia delante, “tengo que salir de esto, no puedo asumirlo, no quiero pensar, quiero que esto acabe…” y la solución “perfecta” aborta y mañana volverás a recuperar tu vida normal. Y abortan, pero su vida normal aparentemente vuelve, pero solo aparentemente porque todas las acciones tienen sus consecuencias, y el desembarazo no existe, nada vuelve a ser lo mismo.

Creo que las motivaciones aún dan para mucho más, pero quizá esto daría para una tercera parte.