EVANGELIO

La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 21-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán:
"Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Entonces yo les declararé:
“Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa ; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como sus escribas.

Palabra del Señor.

Avisos:

(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)

No más crisis matrimoniales.

Cuando se sientan las bases de nuestra vida y de nuestro matrimonio, ya no vivimos más crisis, vivimos pruebas. La diferencia entre las crisis y las pruebas es que las crisis hacen que se tambaleen los cimientos de nuestra vida y por lo tanto se ponga en duda el sentido de mi vida, mi matrimonio, mi familia, etc. En cambio, las pruebas, son esas mismas dificultades que vienen y que me zarandean, pero los cimientos no se mueven ni un ápice.

Cuando he asimilado de dónde vengo y quién soy (soledad originaria de San Juan Pablo), para qué estoy aquí (Unidad originaria, para hacernos uno), y a qué estoy llamado (cuál es mi meta en la vida: Desnudez originaria. La caridad conyugal), y cuando ordeno todo en mi vida según esos tres parámetros, edifico mi casa sobre roca. Lo demás, son pruebas para crecer superándolas.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alberto: Cuando descubrimos quiénes somos, la dignidad que nos ha dado Dios con el único objetivo de que amemos como Él ama para ser a su imagen, nuestra vida pega un vuelco importante, porque nuestra prioridad pasa a ser el amor.
Alicia (Esposa de Alberto): Y cuando descubrimos que estamos aquí para hacernos uno, que esa es nuestra llamada de Dios, que es nuestra misión, y que todo lo que nos da Dios es para que nos hagamos uno mi esposo y yo, y todo lo que hacemos es fruto de esa unidad, comprendemos para qué estamos aquí. Y cuando lo ponemos en práctica, empezamos a ver los frutos. Todos los problemas los afrontamos juntos, apoyándonos el uno en el otro, esforzándonos no por pensar igual, sino por comprendernos lo que vivimos el uno y el otro para poder ayudarnos mutuamente.
Alberto: Y cuando tomamos conciencia de que nuestro proyecto de vida es llegar a la caridad conyugal, y que debemos apuntar nuestros esfuerzos en esa dirección, todo lo demás, lo estimamos basura. Los problemas pierden importancia. La prioridad no es buscar soluciones, sino amarnos en los problemas, que no es lo mismo. Obviamente, el enfoque es otra cosa y la vida conyugal, funciona como Dios había pensado desde el principio.

Madre,

Si viniera ahora mismo el genio de la lámpara maravillosa, ¿sabes qué le pediría? Nada. Porque seguro que Dios me ha puesto en el mejor sitio y con los mejores medios para llegar hasta Él. Bueno, sí, le pediría que me haga mirar mi vida desde los ojos de Dios, para contemplar la belleza y la grandeza de Su plan, en mis circunstancias, aquí y ahora. Alabado sea Dios que me pone en el mejor sitio para llegar a Él.