Cualquier esfuerzo que se haga

para sacar lo mejor de uno mismo

viene acompañado de alegría.

-Enrique Rojas. Psiquiatra-

 

- Ya sé que no va a venir, profe; pero le invito.

- ¿A qué?

- Al botellón.

- ¿Y eso que es?

- No disimule, profe. Es lo último que hemos inventado los jóvenes para realizarnos fuera del control de los carrozas. Mola mucho y se lleva mogollón.

- ¿Y al día siguiente te sientes mejor, más solidario con los hombres, más alegre...?

- Hombre... no se trata de salvar la humanidad, sino de evadirse, ser libre, alegrarse.

 

Antonio Machado, en su Juan de Mairena, cuenta que un día un alumno le presentó un trabajo dividido en cuatro partes. La primera, atacando a los que aceptaban banquetes en su honor, porque eran unos pedantes y engreídos. La segunda, contra los que no aceptaban la invitación por considerarlos hipócritas y falsamente modestos. La tercera, contra los que asistían al banquete, por parásito del honor ajeno. La cuarta, por los que no asistían por envidia para que no se pavoneasen los organizadores.

Mairena examinó el trabajo y preguntó al alumno:

 

-¿Y cómo va usted a titularlo?

-Contra los banquetes- respondió el alumno.

-Mejor, creo yo -respondió Mairena- que deberías titularlo: Contra el género humano, con motivo de los banquetes.

 

El botellón, la alegría fácil y superficial, ¿no es también una forma de ir contra el género humano?

Dice Fray Luis de León que: El placer, de los flacos es, y la abundancia de bienes de los que son para poco, y el gusto y el suceso bueno a los que no nacieron para virtudes heroicas les viene. Lo alto, lo rico, lo glorioso, lo admirable y divino siempre se forjó en esta fragua de la dificultad.

 

Conozco una joven universitaria que decidió servir a la humanidad consagrándose a Dios y tuvo la original idea de organizar su “despedida de soltera”, porque, según me dijo, dejarlo todo por Jesús, ¡bien merecía una fiesta con los amigos!

 

Le preguntaron en cierta ocasión a Chesterton que por qué se había hecho católico. Y respondió escuetamente: porque quiero ser feliz.

 

-Y sin botellón, Pedro.

-Yo también soy católico, profe.

-¿Con botellón?

-Hombre, todos tenemos alguna debilidad, ¿no? Además para eso tenemos la confesión, ¿no le parece?

 

-Vale. Déjalo y tómate algo.