En la localidad de Arjona, en plena campiña de Jaén, entre miles de olivos, se alza la villa de Arjona, la vieja Urgavona, donde nació don Basilio Martínez Ramos.

Ingresó en el Seminario, siendo ordenado sacerdote en el año 1926. Anduvo por varios lugares, hasta que recaló en su pueblo natal, donde estuvo ejerciendo su ministerio pastoral hasta su jubilación en que se vino a Jaén, a la parroquia de San Bartolomé.

En dicha parroquia tenía un confesionario heredado de otro gran sacerdote que hemos recordado en este Blog, con unas colas de fieles muy largas. Entre los penitentes estaba el obispo que me ordenó de sacerdote.

Don Basilio, durante su estancia en Arjona, tuvo una segunda vocación: investigar en la rica historia de su pueblo. Colaboró con revistas locales, apoyó a nuevos historiadores, y sembró su magisterio por la historia local, produciendo a varios alumnos que lo imitaron.

Un día, don Basilio falleció y el obispo que me ordenó y algunos más, nos quedamos sin confesor, hombre de baja estatura pero de un alma sacerdotal inmensa.

Descanse en paz, don Basilio.

Tomás de la Torre Lendínez