EVANGELIO

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! ».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:
"Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti".
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Palabra del Señor.

Avisos:

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Es paciente.

Las lecturas de hoy me invitan a la paciencia. Quiero todo para ya, resultados ¡Ya! Y eso no va a ser así.
Juan, el hombre más grande nacido de mujer, pregunta porque tiene dudas. No ve en Jesús los resultados que él esperaba del Mesías. ¿Esperaba un conquistador? ¿Una demostración impresionante del poder de Dios quizás?

La impaciencia es enemiga de la santidad. Fue la causa de la infidelidad de Eva. Quería ser como Dios, y estaba llamada a ello, pero no quería esperar. Tenía que ser cuando ella determinase: ¡Ya!. El amor es paciente, dice San Pablo en 1 Cor 13ss. Cuánto amor se construye desde la paciencia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Agustín: Cariño, me he dado cuenta de cuánto amor puedo darte desde la paciencia. Estoy empezando a practicar la paciencia de escucharte cuando estás mal, de mirarte y contemplar tu grandeza, de interesarme por conocerte, de esperar a que vayas superando tus limitaciones y esperar a que Dios te libere de tus pecados. Veo que la paciencia tiene mucho que ver con el amor.
María: No sabes cómo lo he notado, Agus. He notado tus esfuerzos, tu dedicación. Me he sentido importante para ti, y no sabes cuánto me llenas con tu entrega. No sabes cuánto te lo agradezco y cuánto me anima a amarte más. El Señor está haciendo grandes cosas en ti.

Madre,

Qué importante es la fidelidad a Dios a través de la esperanza. Dejar a Dios ser Dios. Respetar Sus tiempos, Él vendrá y nos salvará. ¡Gloria a Dios!