Año del Señor 2015
Lerma, 2 de Marzo
 
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
 
¡UNA, DOS Y TRES!... ¡ARRIBA!
 
Ayer fuimos a dar un paseo por el jardín, paramos junto a un árbol de esos que tienen ramas gruesas que se bifurcan cerca del suelo. Lo miramos y, sin dudar, comenzamos la escalada. Se subió la primera, pero no podía pasar a la parte superior porque, de donde estaba, salía otra rama que dificultaba el paso. De este modo, la siguiente tenía que subirse en una parte mas alta saltando directamente a la rama. Ahí iba yo... levanté un pie, otro y... nada. Imposible.
 
Pero no, ahí no quedó todo... De repente sentí manos que me alzaban suavemente, voces que decían "¡Venga, que sí que puedes!", monjas jovenes y mayores alzándome. Llegué a la rama que pensé que iba a ser imposible alcanzar, temí caerme hacia atrás al hacer el impulso que me faltaba para llegar a sentarme, miré atrás y vi que ya había dos monjas dispuestas estratégicamente para evitarlo.
 
Me impresionó mucho la sensación, ver cómo acudían todas, cómo me alzaban, cómo animaban. Hay momentos en los que nos sentimos mal con nosotros mismos, que nos frustramos por una metedura de pata o en los que tenemos un problema. Momentos en los que tendemos a apartarnos del resto por culpabilidad, para que no nos vean mal, para que no vean nuestra pobreza. Intentamos subir al árbol una y otra vez, pero... Solos no podemos o nos caemos, no nos sostenemos.
 
Sin embargo, Cristo no quiere que afrontes solo los problemas, te ha regalado una familia, una comunidad, amigos que están deseando correr en tu ayuda, tenderte sus brazos y alzarte hasta lo más alto para que te sientas sostenido, para que sientas Su amor por ti a través de ellos. Deja que te alcen, que te vuelvan a llevar al Señor, deja que te vuelvan a hacer sonreír.  
 
Hoy el reto del amor es que dejes al hermano acercarse en tu dolor.
 
VIVE DE CRISTO 
 
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