Hoy dedico este post a un sacerdote de Jaén, fallecido el 19 abril de 2012, llamado don Antonio Marín Sánchez, con quien no tuve conocimiento directo, porque tras su ordenación marchó a servir en otros lugares de España, mientras un servidor era alumno del Seminario.

Destaco como botón esencial de su vida su propia muerte, que es donde se muestra muchas veces la gran presencia de Dios en la vida de un presbítero.

Estaba acogido a la casa sacerdotal que existe dentro del edificio del Seminario de Jaén, falleció en ella, y el cadáver fue velado dentro de la Capilla Mayor del recinto diocesano, ante cuyo altar mayor fue ordenado sacerdote el fallecido al terminar sus estudios en aquella casa.

No pasó por los modernos tanatorios, almacenes de cadáveres camino de algún silencioso cementerio, o a ser pasto del fuego en un horno crematorio y entrar en una ánfora colocada en un costoso, por el alquiler, columbario.

Descanse en paz don Antonio.

Tomás de la Torre Lendínez