Hay dos dicotomías que ligadas entre sí…, dan origen a cuatro distintas situaciones, en las que podemos clasificarnos a los seres humanos, de acuerdo con lo que son o lo que les gustaría ser y que no son  pero lo desean. Y antes de continuar avanzando, hemos de tener presente, que a los ojos de Dios, la intencionalidad y el deseo, funcionan de una forma diferente a la nuestra. Él a diferencia de nosotros puede ver el fondo de nuestra alma y ver nuestra oculta intencionalidad Nosotros deseamos tener un bien y pensamos que nada se nos puede imputar de malo por el mero deseo, pero para Dios desear hacer un bien, o desear hacer un mal, tiene el mismo valor, que el haberlo hecho Recordar el evangelio que nos dice: "27 Habéis oído que fue dicho: No adulteraras.28 Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adultero con ella en su corazón". (Mt 5, 27-28).

     Las dos dicotomías, son: pobreza y riqueza de un lado y de otro lado, materia y espíritu. Si las mezclamos entre sí nos darán el resultado de cuatro situaciones distintas, a saber: Por un lado dos situaciones que son la referentes a tener o no tener, bienes materiales y que son: riqueza material, es decir ser rico de verdad, poseyendo una fortuna de bienes materiales y sin ningún problema de dinero a lo largo de toda la vida, o por el contrario, tener pobreza material y no disponer, de ningún bien de fortuna y ni siquiera tener un trabajo renumerado y tener que vivir de la caridad pública, y todo esto es aún peor y más terrible, si uno nace y vive en un país subdesarrollado, con una continua lacra de guerra civil en el país.

      Si hiciéramos una encuesta y fuésemos preguntado por ahí, seguro que a la mayoría lo que le gustaría ser, es rico material y a una segunda pregunta, de si envidian a los que son ricos materiales si no son hipócritas, la mayoría debería responder que sí, pero como eso de ser envidiosos está mal visto, añadirán enseguida: pero con envidia de la buena, lo cual nunca he comprendido donde está la diferencia entre enviad de la buena y la de la mala, Pero vamos a lo que vamos.

Lo más seguro es que en la correspondiente encuesta la mayoría escogiese el ser rico material, aunque algunos más prudentes dijesen: yo no necesito tanto dinero para vivir, me conformo con un buen pasar y tener la seguridad de que nunca me va a faltar nada o al menos nada imprescindible. Pero aunque yo no he hecho la encuesta, ni conozco a nadie que la haya hecho, de lo que si estoy seguro, como todo el mundo lo está, es de que nadie escogería es ser pobre en un país subdesarrollado y aceptaría gustosa el cúmulo de calamidades materiales y humanas a las que están sometidos millones de seres humanos en este mundo son tan hijos de Dios como nosotros, me equivoco más hijos de Dios que nosotros, pues Dios los ama más que a nosotros y si no, al final lo comprobaremos.

Las otras dos situaciones que se dan fruto de la mezcla de las dos dicotomías, son: Pobreza espiritual  y la otra situación es la de riqueza espiritual. Creo que aquí, si hiciéramos otra encuesta la mayoría también se equivocaría porque estaría pensando en la riqueza espiritual, creyendo que lo importante es ser rico espiritual. Efectivamente se puede ser rico espiritual, por tener muchos conocimientos en materia espiritual, en otras palabras por ser un gran teólogo. Téngase en cuenta, que no son a los cocimientos teológicos los que le acercan a uno a Dios, sino algo mucho más importante a los ojos de Dios que es el amor.

Conocer a Dios, si es que alguien ha llegado a verlo, lo cual no es posible, porqué: “A Dios nadie le vio jamás; Dios unigénito que está en el seno del Padre, ese le ha dado a conocer”. (Jn 1,18). Pero más importante que verlo es amarlo. Esto es, como si a un ingeniero aeronáutico de fama internacional, que ha construido muchos aviones y domina toda la técnica de la construcción de aviones, un día le pregunta: Y para qué sirve un avión y se queda pegado, ante esta pregunta y no sabe que responder, para que sirven los aviones.

      Tanto en este mundo material, como en el mundo que nos espera, el amor es el todo de Todo, sencillamente porque Dios es amor y solo amor. En este mundo material en que vivimos nuestro cuerpo es el rey y actúa sojuzgando a nuestra alma, que aspira a lo suyo, aspira a encontrarse con su Creador. Para nuestra alma, que es la parte espiritual de nuestro ser, que es inmortal, si ya en este mundo, el amor es el todo para  ella, ¡que no será en el mundo del espíritu! que es el mundo de nuestra alma.

     Por otro lado ya hemos dicho antes que para Dios la intencionalidad y el deseo  operan de una forma distinta a como nosotros lo entendemos, pero es el caso de que existe un segundo factor muy importante a los ojos de Dios, que es a humildad y su antítesis que es la soberbia. Dios ama a humildad y repudia al soberbio. Recordemos, escena evangélica del fariseo y el publicano: 10 Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás  hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias” 13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" 14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado”. (Lc 18,914). El fariseo era un rico espiritual, y la riqueza espiritual lo mismo que la riqueza material genera soberbia, de la misma forma que la pobreza material y la pobreza espiritual genera en la persona humildad.

      De las cuatro posibilidades enunciadas, solo nos falta la cuarta, la más importante que es la pobreza espiritual. En el Evangelio de Sam Mateo, podemos leer: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. (Mt 5,3). Durante mucho tiempo incluso hoy en día, está muy extendida la idea de que esta bienaventuranza va dirigida a los pobres materiales  y que de ella quedaban o quedan excluidos los ricos materiales, vamos los que tiene una fortuna, y por supuesto ninguno nos consideramos ricos, porque no salimos en la revista Forbes y además estamos muy lejos de poder salir algún día.

      Pongamos las cosas claras, desde el punto de vista humano, si tenemos en cuenta que gran parte de la humanidad muere y carece de alimentos, si abrimos los ojos y vemos que la gente muere y se ahoga en el mar por poder llegar a la tierra de promisión que para ellos es la Unión Europea, indudablemente todos los que aquí estamos somos ricos aunque nos creamos pobres, porque lo que tenemos es muy poco en comparación con las fortunas de la docena de personas que están todo los días en la prensa y los sueldos de los que se dedican al noble oficio de la política, hoy en día degradado a la condición de innoble oficio de corrupción.

     Realmente ¿quiénes son los pobres de espíritu? Contestaba yo a esta pregunta en otra glosa diciendo: Se sea, rico o pobre material, la persona que ama y cree en el Señor, si es rico de bienes materiales no se apegará a ellos y si es pobre de bienes materiales, no se apegará tampoco a los deseos de poseer los bienes materiales que no tiene. En la medida en que una persona se está desprendida de sus bienes poseídos o del deseo de poseer, podrá llamarse Pobres de espíritu. Los ricos han de desapegarse de sus posesiones materiales y los pobres materiales del deseo de poseer los bienes materiales que no tienen. Esta es la esencia de la pobreza del espíritu. Dios, solo quiere de los ricos materiales, que le amen a Él, más que a sus riquezas cosa que desde luego, es bastante difícil de lograr en un rico material. Y del pobre material, quiere Dios que le ame más a Él, que al deseo que tiene de poseer los bienes materiales, con los que sueña.

     Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

     Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  1. Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
  2. Libro. CONVERSACIONES CON MI DEMONIO.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461650880
  3. Libro. ASEVERACIONES DEL SEÑOR.- http://www.readontime.com/ROT/dagosola/aseveraciones-del-senor_9788461557097.html
  4. Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461266364

 

     La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

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