En el último retiro sacerdotal, celebrado en la Casa Diocesana de Espiritualidad San Antonio, de Córdoba, el delegado diocesano de Ecumenismo, Manuel González Muñana, dedicó la plática a lo que bien podemos llamar el "Nuevo Ecumenismo", es decir, a lo que significaría hoy, el testimonio cristiano en un mundo multirreligioso, siguiendo el consejo del Papa Francisco: "La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara la plenitud de catolicidad que le es propia" (EG, 244).

En palabras de González Muñana, el nuevo ecumenismo tiene siete hermosos destellos:

Primero, ha de ser un ecumenismo que transcurra por los caminos del amor y de la paz, que procure la vuelta del Dios salvador a la conciencia y cultura occidentales.

Segundo, un ecumenismo que favorezca una cultura de la solidaridad al servicio de la paz.

Tercero, un ecumenismo que se convierta en ámbito de encuentro interreligioso conforme al espiritu de Asís.

Cuarto, un ecumenismo que opte solidaria y prioritariamente por los pobres.

Quinto, un ecumenismo como testimonio común de fe en Cristo.

Sexto, un ecumenismo como testimonio gratuito de fe en Dios.

Séptimo, un ecumenismo que incluya siempre el compromiso solidario de los cristianos a trabajar con todas las personas, promoviendo conjuntamente la justicia, la paz y el bien común, acentuando el respeto a todos.

Y como telón de fondo, la oración de unos por otros.