Jamás olvidaré la sentencia que escuché de labios de don Gabriele Amorth, cuando le entrevisté en Roma para mi libro Así se vence al demonio: “El diablo está detrás de muchos suicidios: lleva sobre todo a las almas jóvenes al máximo grado de desesperación, alejándolas de Dios por completo, para que sus vidas pierdan el sentido para el que fueron creadas”.
 
Recuerdo ahora estas palabras al comprobar cómo, por desgracia, el número de fallecidos por suicidio en España aumentó un 11,3 por ciento en 2012, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de la tasa más alta desde 2005.
 
Nada menos que 3.529 personas (2.724 hombres y 815 mujeres) se quitaron la vida en un solo año, convirtiendo así al suicidio en la principal causa de mortalidad entre los hombres de 25 a 34 años.

Si la mayoría de los expertos coincide en asegurar que la crisis económica no ha tenido un impacto directo en el aumento de estas muertes violentas, ¿qué las ha disparado entonces?...

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