EVANGELIO

El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

 

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Una sola Voluntad.

Dios es amor y su amor mueve Su voluntad y lo lleva a entregar Su amor. La creación es fruto de Su amor, y Su plan de Salvación también. Colaborar con Cristo en Su plan de Salvación, nos une a Él en Su misión. Obedecer la voluntad de Dios, nos une a Cristo en Su obediencia. Es voluntad de Dios que nos hagamos uno en Cristo. Por eso, si nos unimos a la Voluntad de Dios, Él nos hace uno entre nosotros (un mismo Cuerpo) y en el Señor (la Cabeza).

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ramón: Lola, quiero unirme más a ti. ¿Qué tengo que hacer?
Lola: La Voluntad de Dios. Si te esfuerzas por cumplir la Palabra conmigo, Él te unirá más a mí. Es un movimiento sobrenatural.
Ramón: Si tuvieras que elegir un texto del Evangelio que debiera cumplir, ¿Cuál elegirías?
Lola: Esos en el que el Señor nos enseña a entregarnos perdiendo incluso nuestra honra, por la salvación del esposo.

Madre,

La Voluntad de Dios es que nos hagamos uno. Yo amo la Voluntad de Dios porque me encanta mi misión, porque me encanta mi esposo y me encanta el Señor. Alabado sea por siempre.