De entrada, quiero aclarar que nunca me ha pasado por la mente criticar las iniciativas que buscan impulsar y promover las misiones, sea en Semana Santa o en diciembre, sino en las conductas de algunos que rayan en la incongruencia o, cuando menos, en la ignorancia. No hace mucho tiempo, me encontré con una persona que me platicaba de todo lo que aprendió al irse de misiones, de la gente, de la austeridad, de la amabilidad con la que la trataron, etcétera, sin embargo, cuando le pregunté si iba a Misa los domingos, me contestó que no, argumentando que va mucha gente hipócrita. ¿Se imaginan?, ¿no es cuando menos ilógico? Por lo tanto, si de verdad buscamos ser católicos, hay que ser congruentes en todo sentido, de otra manera lo mejor es quedarse callados. Resulta que ponerse un paliacate, tomarse alguna fotografía con los niños y con algún borreguito despistado, ¡es muy católico!, pero la Misa sale sobrando, cosa del pasado. En el fondo, ya sabemos a qué nos enfrentamos cuando hablamos de ignorancia religiosa. No está mal captar el momento con la cámara, sin embargo, hay que medir las cosas con mayor criterio y profundidad.

Por otro lado, es muy importante reconocer que la gran mayoría de los que han ido a misiones, no caen en nada de lo anteriormente descrito, sin embargo, había que dirigir algunas palabras a los que se cofunden. A modo de conclusión, cito unas palabras que pronunció el Papa Benedicto XVI en el mensaje del Angelus correspondiente al 2 de septiembre del año 2012: “El apóstol Santiago, en su Carta, advierte acerca del peligro de una falsa religiosidad. Él escribe a los cristianos: «Pongan por obra la Palabra y no se contenten sólo con oírla, engañándose a ustedes mismos»” (Santiago 1, 22)

Animo a los que no se han ido de misiones, para que participen, teniendo claro el objetivo de las mismas.